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lunes, 21 de junio de 2021

CAPÍTULO 15 IV

¡QUIÉN ES ELLA!

noche Kali y Octavio regresaban del mercado, entre charlas y aún con la nostalgia de la pronta partida de Karla. Jamás podrían recuperarse de tal dolor que los embargaba en perder ese ser tan querido.

-He observado que tu papá se siente nervioso Octavio –Dijo Kali preocupado.

-Ha tenido mucho trabajo y reconozco que no le ayudo mucho.

-Sería bueno que lo acompañe un rato, vayan a cualquier lugar y pásenla bien.

Eso haré Kali.

De la nada apareció una mujer de ojos marrones, piel morena, de sonrisa natural y de cabello lacio.

-¡Buenas noches! Por favor, me podrán dar algo para comer…

Los dos se miraron.

-Buenas noches, a ver que te podemos dar…

Kali e Ignacio comenzaron registrarse los bolsillos y encontraron algunas monedas y se la dieron a la chica.

-No tenemos dinero para comprarte comida pero podemos frezarte ir a donde mi padre que él debe tener algo –Dijo Octavio.

-No gracias, es muy amable.

-Mira es de noche, y si no tiene para comer mucho menos para dormir, mi padre e el sacerdote de aquella iglesia y si quiere te puedes quedar allí.

-Está bien, solo porque me parecen buenas personas.

Los tres estaban callados porque ella era una extraña, ninguno de los dos se atrevían seguir hablando, mientras caminaban.

-¿Qué hace por aquí señorita? –dijo Dijo Kali

-Vengo de otra ciudad, estoy de paso, solo necesito un poco de agua, comida y luego me marcho.

-Eres viajera…-Dijo Octavio

-Kali es mi nombre y el de él es Octavio

-Es un gusto conocerlos, el mío es Karen

Karen tenía un traje completo de pantalón de terciopelo color negro pegado al cuerpo. Para ella no le hacía falta tener más nada para vivir, solo dos pantalones, su identificación y algunas frutas, porque lo demás se venía dando de acuerdo que fuera pasando el día.

Los tres llegaron a la iglesia y encontraron al cura arrodillado en el altísimo, se fueron acercando poco a poco y de la nada se toparon con Regia, los cuatro se miraron de reojos, mientras Regia miró de arriba abajo a Karen.

-Con permiso dijo Regia.

-Adelante –Agregó Octavio

Siguieron adelante y se encontraron a Claudio totalmente nervioso, la tensión le había subido y solo repetía entre los dientes “es el propio diablo, viene por mí, es el diablo, viene por mí, es el diablo, viene por mí”.

Kali y Octavio se lo llevaron a la habitación y lo recostaron en la cama. Mientras que Karen observaba a Claudio decir y repetir el padre nuestro.

SIGUE LA FUNCIÓN

Delia seguía en la piscina de cristal, moviendo su cuerpo de sirena al compás de la música, de un lado a otro movía sus manos con estilo.

Regia entró acompañada de Ignacio, con los brazos entrecruzados y una sonrisa sutil que cautivaba a los hombres.

-Por fin llegó esta… -Dijo Helena con un poco de ira…

Ya Oscar llevó a los invitados especiales al salón predestinado a los juegos. Era una estancia grande totalmente decorada con pieza artesanal de la época de la colonial, el piso de alfombra y algunas plantas en matero de porcelana en las esquinas y las mesas de juegos repartidas en todo el lugar.

Cada jugador comenzaron a comprar fichas, y ya los anfitriones estaba preparados. Stephania sin decir palabras se le acerca a Helena con la bandeja de copas

-Hermanita por favor, me avergüenza delante de mis amigos –dijo Helena burlándose de la chica.

-Toma tu copa y déjame tranquila que estoy trabajando

Regia se acercó al ver a Stephania sirviendo las copas

-Y tú eres Sthepania, la hermanita de Helena… ja ja ja… vamos niña te ofrezco trabajo en mi casa y te pago más que este bar de mala muerte.

-No gracias, estoy bien así.

-Solo lavarás mi baño y sabes porqué ja ja ja…

-Gano mi dinero con mi trabajo, no necesito a un padre para saber lo que se siente tener dinero propio.

Más allá Delia terminó su número al sumergirse en el agua y colocando su cabeza en el piso con el apoyo de sus manos y alzó su piernas que dejó al público eufórico. En eso entró Javier que había entrado en otras ocasiones pero que esta vez tenía un fin que se llamaba Raquel.

Javier se fue directo a la barra y pidió una cerveza y se sentó en la barra a esperar, el barténder lo miraba como lo hacía cada vez que alguien sospechoso entraba en el bar.

-Las llevas bien señor –Dijo David

-Sí, estoy bien. Solo observo a las mujeres que sí son hermosas… que gran gusto tienen ustedes para elegir.

Entrababan mujeres en las pista una tras otra y venia el turno de Raquel, pero Raquel y Diana se encontraban con Gabriel.

-Anda Raquel viene tu turno –Decía Diana

-Ya voy Diana

-¿Para dónde vas señorita? -Preguntó Gabriel

-A trabajar –contestó Raquel apresurada

En eso sale Raquel con un vestido gris tapado hasta el cuello, comenzó a caminar mientras se quitaba el vestido delicadamente, primero un brazo y luego el otro, fue bajando lentamente, hasta que el vestido cayó definitivamente al suelo y solo se veía una tanga de corazones adelante con plumas fucsia y un brasier de plumas que solo tapaba las aureolas de sus pechos.

En eso los ojos de Javier comenzaron a brillar y se levantó para acercarse un poco más. Los celos de David comenzaron a invadirle.

Raquel seguía contorneado su cintura y la música paró y una lluvia de espuma comenzó a caer sobre ella, y luego la música otra vez. Todos allí sabían las reglas, hasta Javier pero no se pudo aguantar y le tocó una pierna Raquel, pues, no había terminado de tocar  que sintió que lo empujaron. Era David que casi lo tenía encima, hasta que los guardaespaldas del lugar lo separaron.

-Está bien, está bien, ya entendí, ya entendí…

En eso salió Ignacio y Javier lo abordó

-Hermano a dónde te has perdido, necesito dinerito, dame trabajo

-Cálmate Javier si apenas te encuentro

-Pero no me has llamado

Pensándolo bien Javier, quiero que me investigue todo sobre la vida de una tal Guadalupe Pantoja, ella trabaja para nosotros

-¿Qué hay con ella?

-Te pago para investigar, no para preguntar

-Dalo por hecho… mañana mismo tendrás todo sobre ella… pero dame algo, por favor, estoy limpio, no tengo ni un centavo.

Ignacio sacó una paca de dinero que llevaba consigo y le dio un fajo pequeño a Javier.

El número de Raquel había terminado, por lo que se dirigió a su camerino, detrás de ella le siguió Uriel

-Hay un hombre que quiere un baile privado

-Ahora no puedo

-No es que pueda, sino que pagó muy bien

-¿Quién es?

-Pocas veces lo he visto, se llama Javier.

Raquel se cambió y fue al privado, encontrándose a Javier.

-Eres tu –dijo ella montándose en la mesa.

-Te dije que te iba a buscar.

-Tú esposa sabe que estás aquí…

-Para qué quieres que lo sepa.

Raquel movía sus caderas de un lado a otro, y bajaba hasta abajo, pero no aguantó y él la agarró tratando de besarla y ello lo empujo y grito. En segundo los guardaespaldas y David estaban allí y sacaron a Javier del bar. Mientras este sonreía y decía a toda voz “esto son el dinero bien invertido que he tenido en toda mi vida.

Por su parte, David le preguntaba a Raquel

-¿Te encuentras bien?

-Estoy bien David.

Él le pasó su mano por las mejillas a ella, secándole las lágrimas y no se pudo contener para decirle:

-Siempre te cuidaré Raquel, toda la vida si tú quieres, no tienes que trabajar aquí si así no lo deseas.

-¿De qué hablas David?

-Lo que estás oyendo, Raquel, no soportaría que otro hombre te toque, me muero de celos las veces que te veo allá arriba, las veces que sales bailando con esa ropa a medio vestir,  me gustas mucho Raquel, quisiera conocerte si me permites, te quiero mucho.

-Raquel se quedó callada.

sábado, 19 de junio de 2021

CAPÍTULO 15 III

OTRA VIDA MEJOR

Pasaba los días rápidamente y Marisol se acostumbra cada vez más a su nueva vida como mujer de la alta sociedad. Día a día dejaba a Lupe la responsabilidad de la cocina, y en ocasiones Regia la invitaba a bañarse en la piscina con ella.

-Dios mío, esta es la vida que siempre quise… este es la vida que siempre desee… de esto es lo que hablaba siempre padre santo.

Marisol cambió de la noche a la mañana su forma de vestir, caminar y hasta de hablar. Su apariencia parecía de una niña mimada que obtenía todo.

En algunas ocasiones trataba de mal manera a Xavier que tanto la quería aún sabiendo que estaba equivocada en aceptar todos esos Regalos que Regia le daba sin pedir nada cambio.

Un día, llegó Marisol, con lentes de sol a casa, un sombrero enorme y una bufanda que ni siquiera Xavier la supo reconocer. De repente Marisol dejó de tratar a los vecinos y ni hablaba con Lupe para que no la igualara con ella.

-Marisol mi amor, siento que te estoy perdiendo –decía Xavier

-No nada mi amor, no me estás perdiendo, sigo siendo la misma, solo que un poquito glamurosa –decía Marisol sin mirarlo a los ojos.

Poco a poco Marisol fue perdiendo el interés hacia su esposo. Sentía que Xavier no estaba a su altura. Por lo que pasaba su tiempo libre en la mansión tomando sol en la piscina o en el restaurante del hotel por invitación de Regia.

Se sentía tan confiada que se olvidó del vídeo y fotos que había tomado antes de meterse en problemas.

LA VERDAD QUE DUELE

Regia apareció en la iglesia como cada mes lo hacía, aunque después de la última circunstancia que la llevó a la iglesia no había ido por motivo que no necesitaba confesarse. Ésta vez quería ver a Gabriel por lo que apareció sin avisar. Claudio se encontraba preparando el sermón de esa noche, hasta que vio a Regia y se le cayó la biblia.

-¡Regia! –Exclamó Claudio asustando

-¡La bendición padre!

Claudio le hizo una cruz con su mano derecha dándoles la bendición

-Diga en qué puedo servirle

-Nada padre, estoy bien, solo vine a saber de Gabriel que desde hace días no sé de su persona.

-Está muy bien señorita Regia.

-Quiero verlo padre.

-No es necesario… está dormido y no es bueno molestarlo

Claudio ya no soportaba mentir, tomó valor y trató de controlar el miedo que lo arropaba de pies a cabeza. Por lo se levantó de la nada y fue al altísimo y se persignó, luego regresó, y le dijo a Regia.

-¡Vamos hija, tengo que decirte algo!

-¿Qué será padre lo que tiene que decirme?

-Mira mija, perdóneme usted, pero desde la misa que se le hizo a la niña Karla, perdí a Gabriel.

-¿Qué? –protestó Regia con un grito.

-No se me vaya a enojar niña Regia, cálmese por favor

-¿Cómo quieres que me calme? ¿Qué pasó? –Regia comenzó a temblar de rabia.

-No sé qué pasó, Simplemente, fui a verlo después de misa y no lo encontré…

-Y todo este tiempo que le pregunté, simplemente me habías mentido

-Comprenda que tenía miedo que me hiciera algo…

-¿De qué tienes miedo de mí Claudio? Si he sido muy buena con usted y su hijo, he dejado generosas propinas para usted y sus feligreses

-Por favor te juro que lo buscaré…

-Sabe usted el tiempo que ha pasado, el tiempo que hemos perdido sin poder ubicarlo, lo perdimos padre, en qué pensabas…

-Perdóneme

-Todos empiezan a pedir perdón

-Regia yo pensé…

-¿En dónde piensa buscarlo? Sabes algo de él…

-No, no sé nada...

-Te das cuenta Claudio que soy muy buena con todo el mundo, y mira como el mundo me paga… Yo solo quiero respeto, un poco de dignidad, te digo padre que este momento estoy muy herida padre, mi corazón está destrozado, mi alma llora, me duele mucho tener que sentir esto que hay en alma.  Y no me gusta esta sensación que estoy sintiendo…

-Mi niña vamos a rezar usted y yo juntos,  para pedirle a Dios por su alma y así pueda conseguir la paz que necesita.

-Si padre necesito rezar con usted y pedirle a Dios que perdone mis pecados y estos malos pensamientos que tengo en ese momento.

Los dos se arrodillaron ante el altísimo y empezaron a rezar. Regía se desvanecía de ira mientras Claudio rogaba por su vida.

NOCHE DE ESTRELLA

Ya era tarde cuando el bar estaba lleno de gente. Esta vez, había un salón que Uriel conjuntamente con Oscar habían habilitado para los juegos de póker, y como número especial Delia que bailaría como apertura del espectáculo.

Delia aparecería  en cuerpo de sirena en una caja de cristal llena de agua. Era tan hermosa a pesar de la edad que tenía, pues,  los hombres igualmente comenzaban hacer la subasta por solo tener un baile privado con ella.

Delia Subió las escaleras y se veían sus piernas firmes e hidratada, su vientre plano y su pecho a medio enseñar que parecían dibujados a propósito. Fue bajando al agua y la música a sonar, el público no dejaba se gritar y enloquecerse con su presentación. Por su parte Uriel recibía oferta tras otras por el cuerpo de Delia, en la cual no le temblaba la mano para ofrecerla al mejor postor, por otro lado, llegaba Helena y Martín, siempre agarrados de mano. Oscar que estaba en la entrada los recibió y los sentó en una mesa espacial, más atrás, llegó Rafael acompañado de Joe, que desde la noche en la reunión en la fiesta con sus amigos, se volvieron muy unidos.

También fue llevado a la mesa donde estaba Helena y Martín.

-Señor Rafael

-Señorita Helena, señor Martín

-Me complacería saber de su hija Regia don Rafael –dijo Helena

-Pronto nos acompañará señorita.

Rafael tomó de la mano Helena y le dio un beso.

Por su parte Stephanie le pedía a Uriel, que no la obligara a servir la mesa en donde se encontraba su hermana, pero como Uriel ya tenía un trato con Martín no podía romper esa promesa que fue sellada con mucho dinero.

-Si eres mía, podría servirle yo mismo si me lo pides, y ya sabes lo que te voy a pedir.

-Por favor Uriel, ten piedad de mí, sé muy bien que Helena y Martín me avergonzarán

-No hay de otra Stephanie, está en tus manos tu decisión.

viernes, 18 de junio de 2021

CAPÍTULO 15 II

PORQUE TE CONOZCO

Ya a la afuera de la iglesia Octavio y Kali se marchaban de la Iglesia, desconsolados y sin decir un adiós. Por su parte Regia e Ignacio hacían lo mismo hasta que Helena y Martín se le acercaron al carro:

-Volver a encontrarte es un honor Regia –Dijo Helena con ironía.

-Si tu lo dices –Dijo Regia afirmando con la cabeza.

-Lamenté la partida de nuestra amiga la Guaricha…

-No puedo decir lo mismo Helena y si me permites me tengo que ir.

-¡Ah! Verdad, si las dos eran rivales –Continuó Helena con la ironía

Regia cerró la puerta que Ignacio había abierto para que ella entrara y se le acercó muy cerca del rostro de Helena y le dijo;

-Mira Helena no me vengas con insinuaciones y lo que tengas que decirme dímelo en este momento, al fin y al cabo las dos somos del mismo charco.

-Encontrarte no fue mi intención, y mucho menos lo que pasó la última vez que nos vimos, pero para nuestra sorpresa estás aquí, y no sé porqué y ni me interesa… y es tan pequeño el mundo.

-La última vez, que yo recuerdo me pusiste en evidencia, y si no fuera por tus matones, te habría descuartizado con mis propias manos.

-Ya no te tengo miedo Regia y cuando quieras ven a verme.

-No me interesa encontrarte. –Finalizó Regia con la conversación y se metió en el carro.

Helena y Regia, se conocieron en un juego de póker clandestino, donde los más adinerado de la ciudad asisten para pasar el tiempo y presumir de su dinero, solo exclusivo para personas de alta sociedad. Ese día las dos presumían de su dinero y de su poder, por lo que apostaron en un momento de embriagadez de quién se quedaría con Gabriel. Un chico con estudios aniversario recién graduado y que tenía todas las energías para abrirse al mundo y sin embargo se topó con esta casa de apuesta dirigida por un tal Oscar Puente, que con astucia lleva a cabo tales a puesta fuera de las leyes del estado. Todo comenzó cuando Oscar trabajaba en la universidad y se hizo amigo de Gabriel, quien sabía todo de contabilidad y solicitud su ayuda, y en la cual entre los dos enrumbaron tal casa de apuesta ilegal.

Y no fue cuando Regia y Helena comenzaron asistir a esta casa de apuesta, Regia para acompañar a su padre relacionarse con gente adinerada y conseguir que sus hoteles sean reconocidos en la alta alcurnia y Helena para acompañar a su hermano Martín y ayudar a su familia dirigir la distribución y consumo de droga.

Solo por juegos Regia y Helena comenzaron apostar primero una bebida, mientras jugaban blackjack. En una partida ganaba Regia y en otra Helena, a veces las dos perdían, hasta que Helena puso en evidencia a Regia que hacía trampa al manipular al  que repartía las cartas. En eso llegó Gabriel para verificar el juego, y Regia perdió mucho dinero quedando mal vista ante los veían la jugada.

Ese mismo día se encontraron en el baño para retocar el maquillaje, y Helena en su burla porque nunca le tuvo miedo a Regia le dijo:

-Podemos hacer una última apuesta.

-No gracias

-Vamos Regia… siempre dices que obtiene lo que quieres.

Regia dejó de maquillarse y se volteó hacia ella sin dejarla de mirarla a los ojos, mientras Helena caminaba de un lado a otro y dijo:

-Ese chico Gabriel, quiero que lo conquiste y que sea tu novio.

-Ese pela’o… no Helena… jamás

-Que te da miedo que vuelvas a perder.

Regia vio en Helena la satisfacción que  ésta ponía al retarla y que no podía  dominarla, así que aceptó.

Al principio de la apuesta Regia trató de agradarle a Gabriel, pero éste estaba centrado en su trabajo, y sabía muy bien que no podía enredarse con ese tipo gente, pero con el pasar del tiempo y sin  saber como el padre de Gabriel de alguna forma adquirió una deuda muy grande con el padre de Regia, que era constructor. Y la única salida que le vio Gabriel y por propuesta de Regia era aceptar ser novio de ella, y darle facilidad a su padre para que pagara la deuda con más facilidad. Y finalmente Gabriel aceptó trabajar con la familia Del Monte. Mientras tanto Helena había perdido la apuesta y tuvo que acceder su automóvil. Es un automóvil de colección y que ahora Regia solo lo utiliza para cometer sus crímenes y mientras tanto está en un lugar desconocido.

Poco a poco fue pasando el tiempo y Regia le tomó cariño a Gabriel, hasta imaginó una vida junto a él. Era un chico fácil de manipular, inteligente, sabía todo de los negocios de su padre y sobre todo no la ahogaba con enamoramientos falsos solo por tener dinero.

Y lo que sentía él por ella, que al principio era aborrecimiento por la deuda de su padre, pero que poco a poco se  fue convirtiendo en cariño y costumbre, pero no podía verla más allá que un afecto y aprecio.

Ante los ojos de todos era la pareja perfecta, siempre estaban juntos y mostraban amarse uno del otro.

ALGO PASA EN EL BAR

Delia se preparaba para el próximo espectáculo. Se puso un vestido muy corto, color blanco pegado al cuerpo, mostrando sus enormes pechos y el trasero se le notaba en ese hilo dental que no dejaba nada para la imaginación. Como siempre se ponía un maño en la cabeza adornado con una flor de acuerdo al color del vestido.

-Uriel esa chica Sthepanie, quiero que baile… podemos sacarle provecho a ese cuerpo hermoso y así ganar más dinero.

Uriel que jugaba con el tabaco que tenía entre sus manos, se le llevó a los labios y aspiró y mientras hablaba salía el humo de su nariz y boca.

-Con Stephanie nadie se mete, pues me puedo meter en problemas si alguien se mete con ella.

Delia se lo quedó mirando con desdén, porque sabía que él sentía algo por esa chica y que eran escusas para que nadie la tocara.

-Mira Delia deja los malditos celos que tiene y que no se te olvide nunca, esa chica es intocable, simplemente le hago un favor a su padre de tenerla aquí, que está bien seguro que darle una lección de ganarse la vida.

-Está bien pues, no te la toco para nada –dijo Delia con un poco de ira.

Delia caminó hacia el camerino de las chicas y no encontró a Raquel ni a Diana, por lo que le preguntó a David.

-Ya vienen señora

David sabía que Raquel y Diana se encontraban con Gabriel curándole las heridas. Quienes se turnaban para cuidarlo. Pero que todavía no recobraba el conocimiento.

REVUELTA EN LA IGLESIA

Claudio moría de miedo por haber perdido el cuerpo de Gabriel. Ya se imaginaba lo que le esperaba si no aparecía. Sabía lo que era capaz Regia, ya que las veces que cometía un asesinato se lo confesaba a Claudio. Regia sentía que estaba siendo el bien ante la humanidad al matar a quien se ponía en su camino y que lo llevaba a la gloria, por lo que iba a la iglesia a confesarse y a la misma vez dar gracias a Dios.

Cuando Gabriel fue cubierto por la sábana blanca en el hotel, todos lo dieron por muerto, ya que  Rafael había llamado a la delegación de investigación y con ello al forense, quien detectó pocos  signos vitales en el cuerpo y se lo llevaron a la clínica donde Rafael tenía médicos de confianza, pero que Regia podía manipular a su antojo y los chantajeó para que lo diera por muerto. Gabriel necesitaba atenciones especiales y esa noche cuando fue a confesarle a Claudio lo que hizo se le ocurrió darle esa responsabilidad de cuidar a Gabriel, mientras ella pensaba que iba hacer con él.

Cada día Regia llamaba a Claudio para saber de Gabriel y éste respondía que estaba mejorando,  que no recobraba el conocimiento y que necesitaba más tiempo. Era las pocas veces que Regia recurría a esa iglesia, en ese barrio al otro lado de la ciudad.

 

jueves, 17 de junio de 2021

CAPÍTULO 15

EL PASADO

Era una noche sin luna ni estrellas, era una noche triste y silenciosa, cuando una mujer gritaba en una cabaña. Era un dolor indescriptible y sin piedad, muchas lágrimas y emociones encontradas  corrían por las mejillas de aquella mujer, que parecía morir, y era que deseaba morir, y para que vivir si el dolor la arropaba y no parecía tener fin. Solo la ayudaba su mejor amiga de siempre, y que a escondida de su familia en la cual nunca se enteró que estaba embarazada y que no tenía el valor de decirle ya que pronto iría a la universidad con una beca como la mejor estudiante de su promoción.

Solo sabía que estaba embarazada, y  su novio, que por su juventud no supo asumir el papel de padre de un niño que vendría al mundo. Ella tampoco tenía la madurez de asumir el rol de madre, ya que también era una niña.

ELLA ESTÁ DE VUELTA

Tres días había desaparecido Marisol y Lupe asumió su papel de cocinera de la casa conjuntamente con Maxi. Lo único que se supo de Marisol por parte de Ignacio  que fue premiada para una estadía con los gastos pagos en un club de la familia cerca de la playa.

Marisol entró por la puerta lateral de la mansión que da a la cocina, encontrándose con Lupe:

--¿Dónde estaba Marisol? Me tenía preocupada

-Estoy bien muchacha, ¿Cómo han estados las cosas por aquí?

-Es duro no tenerte aquí Marisol, me costó aprender en dónde están las cosas, aunque no serví de nada ja ja ja… todo lo hacía Maxi

Ya estoy aquí muchacha, y póngase hacer los quehaceres que ya vengo… voy a mi habitación un momento.

Marisol se dirigió a su cuarto y sintió que ya no era la misma, eran dos noches largas sin poder saber en qué parte estaba y solo recordaba el rostro intimidante de Regia cuando comenzó a preguntarle lo que sabía de ella.

Esa noche cuando Ignacio y el hombre vestido de negro con máscara de porcelana  la subió al carro no supo de ella, solo recordó que a su lado estaba Karla herida. Había pasajes en su memoria que el camino se le hizo largo y que llegó a una casa en el bosque y allí el hombre de negro la cargó y la ató en una silla.

Marisol estaba tan embriagada que sus palabras divagaban entre pedir ayudar y quedarse despierta, hasta recordar que Ignacio la bañaba con agua fría y le daba tazas de café para que despertara. Recordaba que Ignacio le pedía a Regia que si podía encargarse de su cuerpo pero Regia solo lo miraba tiernamente y le negaba tiernamente.

- Marisol, Marisol, Marisol, acaso creías que no me iba a dar cuenta que entraste a mi cuarto y que  hurgaste entre mis cosas.

- No señora disculpa, fue un error de mi parte

- ¿Crees que soy tonta Marisol? ¿Crees que no sabe qué hacen cada uno de ustedes en mi casa?

-Señora perdón, perdóname mi señora, no diré nada, soy una tumba mi señora… En donde está Karla…

Regia empezó a llorar, mientras pasaba el puñal por el rostro de Marisol. Y Dijo:

- Tu y nadie más que tú eres la culpable que mi Wichito sea un asesino, tú y más nadie que tú eres la culpable que Karla no esté viva y tú más nadie que tú eres culpable que esté aquí perdiendo mi belleza cuando debería estar durmiendo, de interrumpir mi paz y de romper mi promesa de no llevar a la gloria a alguien más.

Marisol recordaba el rostro de Ignacio de maldad y no era aquel niño inocente que caminaba por la casa detrás de Regia solo para tener su aprobación. Esta vez era un hombre fuerte, atrevido y lleno de maldad. A cada instante le vaciaba un balde de agua fría en la cabeza de Marisol.

- Karla está muerta verdad, mataron a Karla, y me mataran también verdad, no saldré viva de aquí, auxilio por favor ayúdenme…

Marisol comenzó a gritar tan fuerte que quedó afónica.

- Grita todo lo que quieras, que nadie te va a oír –decía Ignacio con una sonrisa de malicia

Regia volvió a tomar la palabra:

- Pero sabes algo que me gusta de ti… y te diré que es tu ambición, te gusta la buena vida… y yo puedo darte todo Marisol, puedo darte lo que te gusta… dinero, joyas, carro, viajes y lo que me pidas, solo tienes que estar a mi disposición.

-No quiero nada de usted señora… por favor suélteme y no digo nada.

- No puedo dejarte ir Marisol… o estás a disposición de mí y te doy todo lo que nunca tuviste o mueres aquí mismo.

Ignacio empezó a reír.

- No señora no quiero morir…

- Buena elección Marisol… Mañana irás con Ignacio a las mejores tiendas de la cuidad, te compra lo que quieras y pasarás dos día en la playa…

- No hace falta mi señora.

- Eso era lo que querías Marisol… dinero, era eso Marisol mucho dinero… te ayudaré en todo… mira  aquí tienes este dinero para que pagues la hipoteca de tu casa… tus deudas han sido saldadas.

- Gracias señora, usted es muy buena conmigo… y qué quieres a cambio señora…

- Como crees Marisol que quiero algo a cambio, solo disfruta de tu fortuna… solo me firma este documento…

Marisol desde esa noche firmó su sentencia y le entregó su alma a Regia.

DESPUÉS DE LA MISA

Diana se encontraba indignada por la ausencia de Rafael, y salió de la iglesia sentándose afuera melancólicamente, de repente su alegría se convirtió en tristeza y sacó de la cartera una pequeña botella de licor y le dio un sorbo.

-No importa Diana, lo verás otro día, te aseguro que ésta noche mismo se aparece en el bar –Dijo Raquel mientras la acompañaba en su tristeza.

-No es eso… es mucho más que eso Raquel, llevo un dolor en el alma que me carcome lentamente y quiero gritar ese dolor pero debo callar y llevarme este secreto a la tumba.

-Puedes decirme Diana, soy tu amiga…

Diana se secó sus lágrimas y le dio otro sorbo a la botella.

-Lo que pasa Raquel que juré no decir nada…

De pronto apareció Kimi y Javier tomados de brazos.

-Tiempo sin verte Diana –Dijo Kimi mirándola a los ojos

-Qué haces aquí Kimi…

-Soy allegada a la familia y vine dar mis condolecías

-No sabía de ti, desde aquella vez…

Kimi interrumpió

-Desde aquella vez nada Diana, no ha pasado nada, aguarda silencio…

Javier no perdió la oportunidad para extender la mano y conocer a Raquel, ya que a Diana la conocía desde  el mismo momento que dejó ser amiga de Kimi

-Es un gusto conocerla señorita

Raquel lo miró de arriba abajo con desprecio.

-Es un gusto caballero... vámonos Diana es tarde… dónde estará Stephanie… se quedará, ya vámonos.

Raquel y Diana se levantaron y se perdieron entre la gente que no dejaba de mirarlas, pero que ellas no les importaba porque sabía que cada hombre honesto y buen educado que ahora disimulan despreciarla, se la pasaban en el bar mirando sus baile, ellas sabían las historias de impotencia con sus mujeres, esas mujeres que no sabían complacerlos y que ellas son las que guardaba el secreto de la impotencia y frustraciones de su hogar.

ENTRE FAMILIA

-Quiero que te vayas con nosotros –Dijo Helena

-Que no me voy con ustedes –le repetía Stephanie una y otra vez.

-Mis padres están preocupados por ti –Siguió Martín

-Dígale que estoy bien. Y que me puedo valer por mí misma.

-No vas a poder sobrevivir sola –Volvió a decir Helena

-Hasta ahora lo he hecho, sin ayuda de ninguno de ustedes.

-Pero si estás trabajando en un bar de puta –repetía Martín moviendo la cabeza en negación.

-No soy puta, soy mesonera y hasta ahora no he tenido que entregar mi cuerpo para ganarme el plato de comida, pero si tengo que ser puta… lo haré y prefiero eso que estar al lado de ustedes.

-Haz lo que quieras pero te vas arrepentir, y pronto volverás con nosotros –Finalizó Helena

Desde que la familia decidió confesarle a Stephanie de cuál era su trabajo y cómo se ganaban la vida, ella decidió apartarse de ella. Después de ver morir a un grupo de jóvenes por el control de una zona. 

miércoles, 16 de junio de 2021

CAPÍTULO 14 IV

 LA MISA

El barrio estaba desconcertado por la muerte de Karla, Su tío Kali no paraba de lamentarse de que no hizo su trabajo y que había faltado a su hermano por no cuidar a su hija. Mas allá se encontraba Octavio que no paraba de llorar y lo acompañaba con la mirada su padre que también estaba muy triste mientras dirigía la misa.

En otro lado estaba Luis, quien disimulaba estar acompañando a los dolientes pero en realidad espera a la familia Del Monte para pedirle noticias de su hermana y a la misma vez solicitar trabajo. Y en su inquietud caminaba de un lado a otro  desesperado,  la gente lo miraba con desdén por lo que tuvo que salir para respetar a los presentes.

Era una misa en honor al cuerpo de Karla, quien ya había sido enterrada con disimulo ante las miradas de la gente para evitar cualquier escándalo como pasó con el cuerpo de Gabriel.

Al frente de la iglesia se estacionó una limosina color blanca y de ella se bajaba una dama muy elegante y bella, de vestido negro pegado al cuerpo hasta la cintura y debajo de pequeños frises con un pequeño lazo junto a la cintura y  una cartera de mano del mismo color del vestido, y junto a sus brazos un caballero de traje negro, con algo de barba y cabello largo recogido por un pequeño liguero.

-Me veo bien Martin –Dijo Helena

-Muy bien Helena como siempre –Contestó Martín al darle un beso en la mano.

Martín tomó de brazo a Helena y caminaron a la Iglesia. Quien con su extravagancia todos voltearon para saber quién era esa gente extraña.

Helena y Martín caminaron lentamente por el medio de la iglesia y se sentaron en cuarto banco.

Más atrás entró Kimi quien llevaba una cartera grande terciada entre los brazos, una blusa rosada y un pantalón azul pegado al cuerpo y junto a ella Javier quien llevaba una camisa blanca y un pantalón marrón. De alguna forma Kimi logró que Javier aceptara tomarla de la mano y se sentaron en el último asiento de la iglesia.

-No sé para qué vine… estuviera en mi cuarto mirando Hawai 5-0, a esta hora es que lo dan y me lo estoy perdiendo… tú siempre con tu locuras me arrastra hacer lo que da la gana.

-Mira Javier se lo dije a Karla, se lo dije… que su vida corría peligro, y fue por un culpa de una mano poderosa lo puedo presentir… parece coincidencia pero no lo es… tarde o temprano iba a terminar así.

-Ya vas a empezar con tu vaina, entonces me voy…

Javier se levantó para marcharse hasta que miró al frente y miró a Helena y Martín y de repente se volvió a sentar.

-¡Ay no! De aquí no me muevo… ya pronto voy a tener más billeticos bien fresco…

-¿Qué te pasa ahora Javier?

-A esto le va a gustar a la jefa de Ignacio… ya verás Kimi, que terminaré de poner mi negocio en grande, pondré mi negocio que todos admiren y me digan el jefe, el empresario, el poderoso, ya verás Kimi…

Claudio siguió la misa mientras Luis se asomaba a cada momento a la casa parroquial y regresaba a la iglesia y caminaba y no de paraba de caminar, y en su locura escuchó una voz débil en el depósito de la iglesia. Por curiosidad entró por un pasillo oscuro y se topó con una puerta de madera y al verla con llave trató de abrirla, la golpeó.

Lo hizo porque estaba seguro que había oído a alguien pidiendo ayuda. Siguió adelante y se encontró a un hombre en cama, nunca Luis había nada igual, era un despojo de hombre, con rostro hinchado y con cicatrices en la frente, su pecho estaba envuelto de vendas y de sus labios resecos no podía articular palabras claras.

Luis no dejaba de mirarlo, y quiso marcharse pero de pronto escuchó entre gemidos.

-¡No te vayas, por favor!

-¿Quién eres tú?

-Todavía no lo sé… pero quiero salir de aquí

Luis se fue acercando con precaución y algo de temor.

-Solo sé que ese señor cuida de mí y no me quejo… pero sé que hay algo más… esa mujer, esa mirada de odio…

-De qué hablas…

-Todavía no lo sé… pero sácame de aquí por favor.

-No lo sé si hacerlo

Luis trató de levantar a Gabriel como pudo y lo vistió… pero lo difícil sería sacarlo sin sospecha por la debilidad que éste tenía, pero por otra parte todos estaban en la misa. Así que caminaron juntos, y en la salida de la iglesia miró a David, Stephania, Raquel y Diana quienes también conocían a Karla.

-Pueden ayudarme por favor, decía Gabriel agonizando…

-¿Este quien es Luis? ¿En qué rollo te has metido Luís? –Dijo David

-Necesita ayuda y pues lo ayudaremos…

-Toma mi carro dijo Diana con misericordia pero a mi casa no lo lleven…

-A la mía tampoco –siguió Raquel

-Yo, no puedo, ya saben que mi padre no lo permitiría –Habló Stephania

-Al bar, lo llevaremos al bar…-agregó David y siguió diciendo -En la bodega de los licores, allí yo solo entro y tengo las llaves

Gabriel por el esfuerzo que hizo se desmayó por lo que David y Luis se lo llevaron. A su vez, Diana, Stephania y Raquel como todas unas divas de la comunidad entraron en la iglesia cuando casi terminaba la misa. Y en realidad no era por la afinidad con la muerta y mucho menos con la familia sino porque Diana deseaba una vez más encontrarse con Rafael. Raquel que la quiso acompañar le repetía

-Diana vales mucho, ese hombre no te mereces.

-Usted solo me acompaña, y guarda silencio Raquel.

-Observen con esta gente nos mira –dijo Stephania al sentirse incómoda por los presente…

Las sorpresas no podían faltar, todos comenzaron hacer comentarios cuando Raquel, Stephanie y Diana con sus vestidos brillantes entraron por la puerta grande. Las dos se sentaron al otro extremo de la iglesia mientras Kimi no dejaba de mirar a Diana y Diana a Kimi. Era como si se hablaban entre ellas pero no decían nada.

Javier por su parte, quedó encantado por Raquel que atrapaba miradas de los hombres, la veía con lujuria de arriba abajo y se estrujaba las manos.

--¿Qué te pasa puerco? –dijo Kimi un poco molesta

-¡Por qué me dices puerco! Es ella que viene así con ese vestidito bien chiquitito provocando a los hombres.

No había terminado de hablar cuando entró Regia de la nada, también vestido de negro, con un sombrero muy grande y como siempre con Ignacio a su lado. Ya la misa había terminado por lo que se le acercó a Kali para darle sentido pésame y ofrecerle un cheque por el trabajo de Karla además de un bono extra.

Regia extiende la mano a Kali e igualmente  a Octavio y dice en voz pasiva:

-He venido en representación de mis padres y reciba mis condolencias.

La gente no dejaba de mirar a Regia, sobre todo Kimi y Diana que no dejaban de entrecruzar miradas pero que no se atrevían hablar entre ellas.

martes, 15 de junio de 2021

CAPÍTULO 14 III

 EL DEBER SER

Sí habría escuchado bien las instrucciones, sí habría puesto atención en las palabras salidas de la Rosa Roja, Si no habría tenido tanto miedo como tuvo hace dos días, pues, la  historia no fuera la misma, aún Karla estaría viva.

Como una equivocación tan vil pudo pasar para equivocarse, y quien tuvo la culpa ya no importa puesto que ya estaba muerta.

Ignacio moría de nervios, la sangre de su cuerpo corría con más rapidez, jamás pensó que esa noche su vida cambiaría tan fácilmente. No había otra salida y tenía que elegir como lo propuso Regia.

-Vamos wichito, sabes mucho de mí… está conmigo o no lo estás… sabes bien que dejarte ir no puedo…

-Mi señora, no puedo hacerlo…

-O estás conmigo en esto o hasta aquí llegas… tú decides… yo te quiero mucho Wichito… tu sabes bien que doy la vida por ti, pero también quiero saber que eres capaz de hacer por mí… Toma agarra ese puñal y haz lo que tengas que hacer.

Ignacio sabía lo que le esperaba, la verdad era que si no hacía lo que le pedía Regia, moriría como todos los demás, y aunque él no tenía  la certeza que fueron todos muertos por sus manos, pues lo que sí estaba seguro era que no lo iba a dejar otra salida que morir.

-Toma Wichito este jugo de naranja, tómatelo, no te dolerá y lo dejaré en tus manos también… tú decides… pero sabes que te quise muchísimo, me voy porque  no aguanto ver tanto dolor…

Regia se salió de la habitación del hotel llorando, dejando en manos de Ignacio en que eligiera entre jugo de naranja que sabía que era veneno y el puñal que estaba manchado de sangre desde hace tiempo.

Ignacio tomó el puñal y se dirigió al restaurante donde estaba Marisol, y con el corazón latiendo a mil, deseaba que Marisol se perdiera de vista, pero ella seguía allí, bajo la sombra de ese alguien vestido de negro y máscara negra. Marisol celebraba, comía y bebía e Ignacio lloraba de miedo.

Y todo esos nervios y lloros terminó cuando vio salir a Marisol acompañada de otra mujer, Las dos mujeres juntas, caminaban por el estacionamiento  e Ignacio las siguió, donde estaba Marisol, se le perdió de vista, el miedo de Ignacio corría por todo su cuerpo y el puñal se le cayó de mano, no encontraba a la mujer, en algún lado estaba, y vio a Marisol caminar por el estacionamiento, señaló al hombre de negro quien la detuvo y con toda frialdad que tenía la apuñaló por la espalda, vio que Karla cayó al suelo y que se quejaba del dolor, así que sacó el puñal y otra vez la apuñaló, y la volvió apuñalar, una y otra vez, hasta que el hombre de negro lo detuvo.

Ignacio empezó a reír de felicidad, era como si alguien lo había liberado, o como si había cruzado una barrera a otro mundo, pasó los límites y no podía parar. Quería más y reía, hasta que el hombre de negro le dio tres cachetadas y pudo parar. Y no fue hasta allí que visualizó que Marisol no era Marisol sino, otra mujer. Era Karla.

Entre el hombre de negro e Ignacio recogieron el cuerpo antes de que alguien llegara y la metieron en el carro. Y más atrás, en el suelo donde encontraba Marisol revolcándose en el suelo entre su vómito, también la recogieron sin dejar evidencias que por allí habría pasado algo.

En una casa que se encontraba a pocas horas de la capital se encontraba Regia que gritaba y que moría de rabia por la equivocación que cometió Ignacio, no dejaba de maldecir porque no era lo que había planificado.

-¡Cómo maldición te equivocaste Wicho! Eres un imbécil –decía Regia, pero luego agregaba –No Wichito, no eres imbécil soy yo la que tiene la culpa.

Regia empezó a romper todo lo que veía en su paso

-No quería más muertes, y me dije a mí misma... Regia te vas a comportar bien, solo esta vez y listo… pero no… no puede ser que todo lo tenga que hacer yo…

Ignacio que le había agarrado el gusto de apuñalar a Karla le repetía

-Vamos a matarla mi señora, yo lo hago si usted me da su permiso

-No Wichito, las cosas no son tan fáciles como tú crees, a mi me gusta las cosas limpia y perfecta,,, y esto salió de mi control… así no me gusta las cosas… aquí se hacen las cosas como yo quiero y lo que se me antoje.

Regia mira fijamente los ojos de Ignacio y se ríe.

-Te veo vivo Wichito, te gustó verdad, sé que te gustó, eso es bueno mi Wichito, sabía que te iba a gustar…

Desde ese día murió la poca inocencia que quedaba en Ignacio, ya no sería compasivo, y no tendría nunca más pesadillas por la Guaricha y mucho menos por la muerte de aquel inspector Daniel. Su maldad y su frialdad bloqueó cualquier sentimiento de amor, solo lealtad por Regia, quien ahora la veía como una diosa.

MÁS TARDE

En el parque se encontraba otra vez el comandante Mario, con mucha ira e impotencia en descubrir quién era la Rosa Roja. Ese día en especial unos deportistas encontraron sentada en el banco una muchacha vestida de blanco, con traje de novia, con un ramo de rosas blancas entre las manos y una rosa roja en entre sus labios, tenía los labios rojos y ojos abierto con palillos, y un moño en su cabeza sostenido por un tocador que también era blanco y un velo que cubría su rostro.

Como era normal el forense había revisado toda la escena y no encontró ni una huella en el cuerpo de aquella mujer, pero había una diferencia en este cuerpo que lo confundió y que hizo dudar que fuera la Rosa Roja la autora del crimen, y era el escrito en el cuerpo de la causa de su muerte y en algún otro lugar su firma que decía la Rosa Roja.

-Será un imitador, será alguien que quiere culpar a la Rosa Roja de tal crimen… alguien sabe que estamos buscando a un asesino serial.

 
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