Es un atardecer cuando la brisa fresca del mar pegaba en mi rostro mientras que mi cabello se lo llevaba el viento al otro lado de mi rostro.
Se me acercó un chico muy guapo con una vaso con poco licor sin hielo y me dijo después de darle un sorbo:
÷ Quieres escuchar música
Y le dije:
÷ Con tal que me quite esta tristeza que rompe mi corazón.
Era la segunda vez que me alejaba de mi familia. Era la segunda vez lejos de mis hermanos y mis padres. Eso me dolía tanto que las lágrimas rodaban por mis mejillas. Y todo era por un mejor porvenir. Un nuevo comienzo. Un nuevo trabajo.
El chico se acercó al equipo de sonido y comenzó a sonar una música antaña en su nueva versión. Era un bolero con las letras más triste del mundo.
Sentir hundirme al abismo sin salida, desde el silencio escuchaba las palabrerías del chico pero en realidad era la imagen de mi familia grabada en mi mente que pasaban recuerdos unos tras otros de los momentos más felices que vivimos juntos.
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