Llevar el ritmo de la cotidianidad y de la vida misma. No quedarse en el aparato y moverse. Mientras se acomoda la vida.
Y como siempre el tema central es la economía. Sin buena paga y trabajando en negro, mientras espero un futuro mejor.
De que no dejo extrañar mi país y mi trabajo de profesora y mis alumnos. El calor tropical de cada día y ls noches estrelladas con calor caribeño.
Sin embargo, cuido a una señora mayor de 86 años que me sigue a todos lados y vigila lo que hago, a cada momento me dice lo que tengo que hacer y lo peor que debo hacerlo como ella lo hacía, hasta secar los platos. Sin empatía, ni humildad y nada simpática. Ella dice "no voy a cambiar" "cada quien que mire por lo suyo", según ella dice que es así porque fue criada en un colegio de monja.
Sigo aquí y qué más decir. Seguir con esta vida, haciendo cotidianidad.
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