Aquí ni se salva las palomas domésticas. Esas palomas que perdieron el miedo a los humanos. Pues, los niños las atrapan para calmar el hambre.
Le ponen una cuerda con un lazo y como son tan mansa andan picoteando el piso sin darse cuenta lo que viene. Niños emocionados por asegurar la comida del día.
En ese calmar el hambre están aquellas palomas silvestres, esas que son más pequeñas, y también los pajaritos.
Creo que lo que viene serán los perros y gatos. Lo más importante es sobrevivir y tranquilizar el estómago que ruge a todas horas y las ansias que gobierna el cuerpo.
Ya se acabó la temporada de mango y no queda nada para apaciguar el hambre.
En lo personal me llena de muchísima tristeza, dolor e impotencia.
En lo personal me llena de muchísima tristeza, dolor e impotencia.
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Hogareña
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