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martes, 1 de mayo de 2018

UN MILAGRITO

Es grato decir que ayer me llené de regocijo al ver a una niña que la conocí desde bebé y que luchó junto a sus familiares un cáncer cerebral, y que hoy en día lo superó. Ya tiene doce años, y como imprudente le dije a una amiga que ella era una luchadora y la niña que escuchaba inocentemente me dijo: - no,no, no yo nunca tuve nada, la enfermedad más grave que tuve fue una gripe.

¡Qué niña tan vivaz, alegre y conversadora! Al verla me recuerda que Dios existe y que es un milagro de Dios. Y que ese milagro fue puesta en las medicinas y en las manos de médicos venezolanos quienes la ayudaron.

Aquella vez, los médicos tenían un sueldo, no muy bueno pero por lo menos eran remunerado, las medicinas se conseguían en cada farmacia, así como las quimioterapias, no era necesario ir a otro estado del país porque aquí mismo estaba la sala donde se trataba a los enfermos con cáncer.

Ver a esa niña, un milagrito de Dios, y fue una suerte que ese momento Venezuela comenzaba a despedasarse pero por lo menos todavía se conseguía las cosas.

Esa niña ríe, corre, y habla por demás, en la escuela que muchas veces reunimos dinero para colaborar para su salud hoy la amamos y ¡quien no la conoce en la urbanización! con su pañoleta en la cabeza pero ahora tiene el cabello largo, con su sonrisa risueña y mejillas rojizas. Hoy ríe.

Esa misma sonrisa que quisiera ver en muchos niños que sufren de cáncer y que no tienen ni siquiera para comprar antibióticos, que cada día mueren más niños sin ninguna oportunidad, no se les brindan atención, solo cuentan con el amor y el esfuerzos de sus familiares.

No basta con lo poco que los padres puedan darles, esos niños necesitan atención y es un dolor que pega muy fuerte en el pecho cuando te enteras que un niño más no está entre nosotros y que nadie les importa solo a los familiares.

Un milagrito como esa niña. Debería ser un milagrito de los niños con cáncer en Venezuela que superó tal enfermedad y no morir ni siquiera sin poder intentarlo.

Ni el consuelo de una cama en el hospital cuentan estos niños, Todo es una lucha constante hasta que mueren a mengua.


Escribe Hogareña

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