Toda ésta situación se ha convertido en un bochinche, en una comedia de terror, en un tira y en encoje, en un fastidio para muchos, que no está llevando a ningún lado. Más bien, a una Venezuela más hambrienta e irritable.
Las cosas parecen enfriarse, y nada, el pueblo tiene que seguir luchando, primero para buscar los alimentos para su hogar, segundo cuidarse de su salud y tercero ganarse el pan de cada día, porque nada llega a la mesa por sí solo.
Volver a las rutinas, quizás un poco más difíciles que antes. No es fácil luchar sabiendo que en casa te necesitan.
Podría ser, que el gobierno volvió a imponerse como macho alfa. Aunque nunca pareció débil ante las marchas... él siempre tan ajeno a lo que le pasa al pueblo, que le sabe a mierda lo que opine los venezolanos.
Los pesares del pueblo son de nosotros, nada más, porque para el gobierno es sólo una pizca de arena en el zapato.
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