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El niño que ya no era niño sino un joven de quince años, seguía
estudiando con mucho esfuerzo y sacrificio él solo, con la ayuda de doñita,
podía verlo bajo la mata de mango con su cuaderno y la doña sin entender una
palabra lo apoyaba. Pero ese apoyo pronto se terminaría, la doña se murió, qué
tristeza, nadie lloró tanto por la doña que el joven que ya no tenía más nadie.
Su única esperanza se había marchado sin querer. Al poco tiempo los estudios
dejó. Y deambulando de un lado a otro, en la calle y avenida un muchacho se le
acercó ofreciéndole lo que nadie se atrevió, un poco de poder entre los centros
comerciales y la buena vida, después a una familia formó, una gran familia de
mafioso. El joven había cambiado su aspecto, la inocencia se quedó enterrada
con la doñita. Muchos carros robó y desmanteló, se topó con muchos abogados,
doctores, policías mafiosos también (si es verdad hay muchos profesionales
metidos en la delincuencia y distorsión a la humanidad), y al verse invencible
duplicó su apuesta. A grandes empresas, más carros lujosos, drogas, mujeres y
miles de cosas. Un día lo agarraron y a la cárcel fue a parar.
Escribe Hogareña
−Soy una mujer normal, ni más ni menos, siento y padezco, río y lloro…
sé tú misma y no dejes que el mundo piense por ti, no espere algo del mundo,
búscalo tú misma, cuando vayas a la discotecas no aceptes vasos de otra
persona, cuida tu vaso, no confíes en nadie ni en tu propia sombra, sólo la
familia es quien te va a salvar y Dios, bueno, reza todos los días, estudia y
estudia… bueno aquí nos llevó el río, ésta es mi parada…
Dicha operación que duro meses para decidir, y otros para prepararlo
psicológicamente, fue la decisión más fuerte de la vida, quizás la única, pero
así se hizo, el niño se operó y con la ayuda de Dios el niño se curó. Ya tenía
cinco años. Comenzó el preescolar y el niño normal lo inscribieron en Karate,
en la cual llegó hacer cinta negra con honores, unas cuantas medallas y
trofeos, era el niño especial de la casa, el consentido, el mimado.
Cómo no hablar de Boris, cómo no recordarlo, si es una persona especial,
es un ángel que todos debemos recordar y aprender. Lo vemos siempre, y siempre
nos reímos, tomamos café y le preguntamos –bueno cuando te vas a morir, nos
tienes engañadas, primero nos vamos nosotras que tú, y él con su carisma contagiosa nos dice –ustedes
están pasadas, pero eso es lo que me gusta de ustedes… pero pensándolo bien les
digo que es la voluntad y las ganas de vivir lo que me mantiene vivo. Con un
gran abrazo nos despedimos de él y él piropeando a una muchacha que le pasó por
su lado, ahora está casado con un bebé bellísimo y tiene treinta y cuatro años
de edad.
Amanecí con la imaginación a flote, quise escribir en mi blog, pero como
esposo había cobrado salimos hacer mercado, o mejor dicho comprar lo que se
encuentre… como todos los miércoles fuimos a comprar las verduras y vegetales
para mi sorpresa en una pancarta estaba escrito “discúlpenos, pero estamos de
paro”. Luego fuimos a otro comercio, donde los vegetales tienen el doble de precio
que nos obligó comprar lo más necesario, y escogiendo las papas, siete balazos
se escucharon y un hombre dice –vaya es la cárcel, ayer los presos mató un
guardia e hirieron a otro, −como harán esa gente para vivir cerca de la cárcel
–decía un mujer. Otra mujer decía –este gobierno se lo llevo el diablo, todo el
dinero que se designó para construir una cárcel, se lo robaron. Y yo como niña
buena seguí comprando sin decir una palabra.
Para comprarle papel sanitario para mamá fuimos a Makro, había papel
“por demás”, y lo mejor fue que no había cola, además de eso, estaban vendiendo
2 bolsitas de carne, 4 arroz, 6 espaguetis, (claro 2 bolsitas de papel de 4
rollo), para eso la cola estaba corta “bien raro”, porque ayer fui a las seis
de la mañana y habían más de quinientas personas delante de mí para comprar
leche y por supuesto no pude comprar nada. Después de una hora y media
compramos, “que alegría” pero me entristeció porque no quisieron venderle a una
anciana que andaba con bastón ni a una mujer con un bebé recién nacido en
brazos porque tenía que hacer sus colas y la “gente está engrinchada” decía los
guardias. Un señor dedicó tres velitas a la virgen para que cuando regrese a
comprar encuentre lo que necesita en makro, ya que no había, crema dental,
perrarina, detergente, cloro, chucherías y nada, el comercio vacío como todos
los supermercados.
A mi hermana, es la mujer a quién más admiro desde hace tiempo. Se
levanta a las cuatro, se echa un baño y se pone hacer el desayuno mientras
cocina el alimentos para sus niños (los tres). Ya a las cinco y media levanta a
los niños les cepillas los dientes a cada uno los vistes, luego le da el
alimento, para luego, ella arreglarse y ponerse glamurosa para día de jornada.
Ya con la hora encima, acomoda los bolsos de los niños, con la vianda, con ropa
y libros, sin olvidar cada detalle que después pueda arrepentirse. Enciende el
carro después de revisarlo, ya los niños están en auto con el cinturón de
seguridad puestos, mientras los niños juegan que juegan.
En la casa, con el cansancio a cuesta y sin ganas de hacer nada, baña a
los niños y pone cocinar la cena y el almuerzo para día siguiente. Lava la ropa
para no acumularla, barre la casa, sacude las camas, limpia los baños y miles
de tareas más. Y todavía con una sonrisa, nadie todavía ha podido marchitar su
alegría. Quizás esta noche llegue el esposo de viaje, que a pesar de trabajar
en otra ciudad tiene otra mujer, es mi hermana, la mujer que sufre de amor,
pero no se le ve triste, y no tiene la valentía de dejar atrás esa tristeza que
la está matando de a poquito con los deseos de que ese amor retorcido vuelvo a sus
brazos.
Y así miles de mujeres admiro, que salen a la calle a trabajar con el
cuerpo, con el espíritu en sus hijos y el alma en el hogar. Mujeres que apenas
duermen cuatros horas, y que trabajan veinte, mujeres que son padres también, mujeres
que lloran en el baño para que sus hijos no las vean, mujeres que ríen por el
logro de sus hijos, mujeres que se olvidaron cómo es sentirse amada y
protegida, mujeres que luchan día a día, mujeres que dan todo por el todo,
mujeres que son más que mujeres, son el alma y la mano derecha de Dios.
A lo mejor no tienen papá, se les escapó de las manos a la mamá y los familiares, malas juntillas, la
comunidad los rechazan, les gusta que la gente les teman, y para que estudiar
si pueden conseguir dinero robando, les gusta las fiestas, salir en las noches,
tener en los bolsillos el mejor celular, una cadena en el cuellos y una pistola
en la cintura, sentirse grande cuando se drogan, y no ven otra salida sino
vivir hasta los veinte años porque llegar a veinticinco es vivir demasiado.
Escribe Hogareña
A los católicos, evangélicos, musulmanes, judíos o simplemente ateos. A
los del gobierno, posición o los que se mantienen al margen. A las feministas,
machistas, metrosexual, bisexual, homosexual o a los célibes. A las personas
solteras, casadas o los que tienen dos, tres y hasta cuatro parejas. A los
pobres, ricos o intermedios. A los humildes o vanidosos. Al que le gusta ver
televisión, dormir o correr. A los jóvenes y viejos. A los egocéntricos o sociables.
A los que les dé la gana como quieren estar… hay que respetar el pensar de los
demás, y que esos demás nos respeten a nosotros.
A veces escribo de política, otras veces reflexiono, hablo de mí y otras veces me lanzo con un cuento todo raro, así que no se extrañen, espero que les digan gustando cada cosa que se me ocurre,no es fácil ponerse a escribir, escribir y escribir y pensar, pensar y pensar,pero bueno así soy yo, que tiene algo de ustedes, espero que me sigan apoyando,colocando un seguir en mi Blogger para que me den ánimo seguir escribiendo…