Compré el expectorante como se pudo, de farmacia en farmacia. Sí había, pero los precios incomprables, una amiga me regaló matas para que le hiciera té a mi hijo y otra un poquito de vaporub (no se consigue en ningún lado) que reservaba con tanto recelo. Gracias a Dios y a la misericordia de quienes están a mi alrededor mi hijo está mejor. Un ataque de asma y gripe.
No quiero ni pensar lo que están pasando aquellos venezolanos que se encuentran en hospitales. No hay ni siquiera nebulizadores activos, que es una de las cosas más comunes que deberían tener cualquier sistema de salud.
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Hogareña
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