CLARO
QUE SI
Se
encienden las lucecitas de aquellas casas lejos, aparecen los cocuyos
confundiéndose con el atardecer, los
enormes árboles de gruesos tallos y las gallinas se acurrucan con sus
polluelos. Deseando trepar los ramajes.
Las
nubes desaparecen lentamente que dicen hasta luego. No es invierno. Se asoma
doña Rita peinándose su larga cabellera sin dejar de mirar a su esposo que cierra
el portón. Parece verlo claramente en su ceguera de tanto cocinar en fogón.
Las
leñas recostada en el horcón y los últimos cantares de los pájaros, ella se
queda tranquila escuchando a su marido y los cánticos de las aves, es mejor
sentarse en el chinchorro junto a la lámpara de querosén, llega la noche, el
corredor oscuro, el bosque en silencio, y es mejor dormir a pesar de que el
día y la noche sean lo mismo.
Escribe
Hogareña
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