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viernes, 1 de septiembre de 2017

LA NIÑA QUE CONOCÍ, MURIÓ AYER POR DESNUTRICIÓN


Hace dos años estuve en un velorio de una mujer muy querida por mí. Murió a los treinta y tres años de edad a causa del sida. Ella tenía tres niños y no tenía como mantenerlos y en un momento de desesperación y por primera vez en su vida se acostó con un hombre quien la contagió. 

Ella luchó, y me consta que sí lo hizo para mantenerse viva y así criar a sus hijos, pero la sociedad no pensaba en lo mismo y la desterró. Por supuesto, ella se echó a morir, junto a la escasez de medicinas que se avecinaba no le importó seguir viviendo. Más bien a su parecer era una carga. Y no duró mucho. 

Todavía no entiendo cómo pudo morir y dejó a sus tres niños a la deriva. Pobres niños que están sin dirección, el mayor hoy en día sólo con diecisiete años, trata de graduarse de bachillerato, en ocasiones de va a los abostos y roba, su abuela y tías tratan de ayudarle, es un niño muy callado y no se relaciona con nadie. El segundo se lo llevó una tía política en la cual recibe atenciones básicas pero no amor, apenas los cuidados necesarios para sobrevivir y el tercero está con su abuela estudiando y va a la iglesia luchando con su padre alcohólico.

Estando en el velorio, hace dos años nos llamó la atención una niña de ocho meses, quien comía sopa ella sola agarrando la cucharilla, era una niña de piel canela y de ojos vivaz, cabello azabache y muy tierna. Y la abracé, aunque la pobreza se le veía en aquella ropa curtida y pies sucios. Le decíamos a la madre que era una niña muy graciosa, pues llamaba la atención de todos.

Y les digo esto porque hoy me llama la hermana de la madre de esa niña y me dice:

.- ¡Hola Dailet cómo está!

Y yo:

.- Hola cómo está, tiempo sin saber de ti.... y eso que está en la ciudad. 

Pues ellos son del campo.

.- Venimos del cementerio.

Mi corazón comienza a latir fuerte.

.- La hija de Alejandra murió por desnutrición.

.- ¡Ah!

.- Sí murió, la niña con dos años y medio, pesaba menos que niño de siete meses.

Y, no pude seguir hablando, un nudo en la garganta y las lágrimas comenzaron a rodar. Y a la vez me sentí culpable porque quizás pude hacer algo y no lo hice... ¡qué pude haber echo para que esta niña no muriera de hambre!

La verdad es que cada día muere cientos de niños por desnutrición...

Y recordé que ayer mientras desayunaba con mi hijo mayor le decía "cuando yo era niña íbamos al campo con papá y veíamos a la gente comer verduras con mantequilla, o una arepa con café y nosotros decíamos que sí eran pobres porque nuestra alimentación era una arepa con ensalada y carne o quizás una arepa con queso y jamón. Ahora comemos arepa con mantequilla o verduras con queso o lo que sea, qué estará comiendo en éste momento la gente del campo, porque no todo el tiempo hay yuca ,maíz o topocho porque todo es estacionario"

Y resulta que la niña murió por desnutrición y así están todos sus hermanitos. Pues, pero a quien le importa la vida de ésta niña, a quien le importa si cada quien está a sus propios intereses.

El gobierno está luchando por mantenerse en el poder, la oposición por querer el poder, y los demás venezolanos estamos luchando por sobrevivir.

Dios clamo a ti, quien ayuda a estos niños que se mueren de hambre. La gente más pobre, son más pobre todavía y se están muriendo a mengua.

La gente pobre son los más vulnerable, son los que menos tienen oportunidad y los que se mueren más rápido. No puede irse del país ni siquiera a la esquina, no tienen oficio y mucho menos empleo. OPero a quien le importa si el pobre muere.


Escribe Hogareña

CUATRO AÑOS

con mucho orgullo y gratitud por mi IV Aniversario de mi blogger "Escribe Hogareña". 







Escribe Hogareña


miércoles, 30 de agosto de 2017

¡QUÉ INDIGNACIÓN VALE!

El presidente quiere donar 5 millones de dólares a Estados Unidos por el destrozo que dejó el Huracán Harvey y resulta que aquí mismo, no muy lejos, cientos de venezolanos damnificados por la crecida del Orinoco, pasando hambre que ni siquiera tienen donde dormir, ni un poquito de agua potable, pasando vaina como unos animales abandonados.

Gente muriendo en hospitales, el hambre parejo en cada esquina, niños pidiendo dinero en las calles, ancianos llevando golpes en las calles rogando conseguir comida en los basureros y la delincuencias haciendo de las suyas...


Escribe Hogareña

martes, 29 de agosto de 2017


COMO HORMIGAS ALBOROTADAS

Hay Dios "que nos agarre confesado", son tantas lamentaciones. Cada día la vida es más difícil, son pocos los momentos de alegrías que tenemos los venezolanos que lo atesoramos muy bien en nuestros corazones.

Qué mala vida llevamos, por lo menos en tierras venezolanas no hay ni un lugar o rincón dónde escondernos para respirar el aire de la libertad, del estar tranquilos cuando llega el atardecer y el sentirse seguro.

Lo que nos viene es terrible, los venezolanos siguen saliendo del país como hormigas alborotadas, y los que se quedan en el territorio se están matando unos a otros tratando de sobrevivir. Da miedo. 

Marcharse a cualquier país es mejor que el nuestro.


Escribe Hogareña

lunes, 21 de agosto de 2017


APRENDER A VIVIR AQUÍ Y AHORA ES UN GRAN DON PARA LAS PERSONAS


.- Distribuye adecuadamente el tiempo.

.- Conserva con serenidad y equilibrio tus emociones.

.- Practica diariamente la relajación física y mental.

.- Evita la lectura y los pensamientos negativos de preocupación o de temor.

.- Respira profundamente en sus dos dimensiones de inhalar y exhalar.

.- Construye tu vida con hábitos positivos.

.- Ama el estudio y el trabajo.

.- Mantén la calma siempre, aunque a tu lado todo se derrumbe.

.- Evita discusiones inútiles.


Libro de Postales: ¡ALEGRES POR LA VIDA!


Escribe Hogareña

domingo, 20 de agosto de 2017

 TERMINÓ ASÍ


Una luz en tus ojos me deslumbró
Aún así me quedé callada
Como si no hubiese sucedido nada
Seguí de largo
Y él tampoco dijo nada.

Aunque quise decir algo
Y él también

Dejamos todo en el olvido
Con el palpito de dolor en alma.


Escribe Hogareña

viernes, 11 de agosto de 2017

¡CÓMO PUEDE SER!

No es que no tenía internet, no es que estaba enferma o que haya sucedido algo diferente a las rutinas y cotidianidad de mi vida (bueno o malo), sino es que todavía estoy en shocks, con tantas cosas que sucede en el país.

 Es una locura, que entre tanta falsedad caemos en los errores, ¡cómo puede ser!




 Escribe Hogareña

domingo, 6 de agosto de 2017

??? VENEZUELA???

Mientras pasan los días se vuelve más hostil mi país. Cada día se hace más difícil entender a dónde nos están llevando... les confieso que por primera vez tengo mucho temor... y lo más irónico es que no soy la única, todos estamos así...

No sabemos que podrá suceder mañana o pasado mañana pero ésta tensión es irremediable evitar.


Escribe Hogareña

jueves, 3 de agosto de 2017


Es que no se ha dicho que fueron transparentes, sino, que “se impone que se impone” y lo demás es cuento… porque son más arrecho que los demás.

Escribe Hogareña

martes, 1 de agosto de 2017

¡Cónchale vale!... es como una película que ya vimos, pero nos hacemos los tontos o no recordamos las escenas... acaso no sabían lo que venían... pues yo sí y dije:

- Ya verán... después de la constituyente, porque sea como sea se va dar, pues, ésta gente tiene mucho poder todavía y hacen lo que le da la gana sin ni siquiera importar la vida humana... y después de darle casa por cárcel... volverán a detenerlos...

Y así fue...

Entonces, porqué se asombran y no lo creen... y eso que no soy bruja... es cuestión de lógica y analizar el panorama.


Escribe Hogareña

RECUERDO III


Una vez la abuela nos fue a visitar, mi madre había cocinado espagueti y me mandó a comprar una pequeña barra de margarita (tenía como ocho años más o menos), recuerdo que mis hermanos y yo nos pelábamos por quedarnos con la envoltura de la margarina y así lamerla.

La abuela con sus ojitos risueños fijos en nuestros alborotos nos decía, cuando yo era niña como ustedes íbamos la bodega a comprar papeleta de café, podía ser una cucharilla, dos o tres cucharilla de café. Lo comprabas en leche, arroz, harina o lo que sea, claro nosotros, nos reíamos de sus historias, porque los alimentos que tomábamos venían en latas y por kilos.

Y no sé porqué en estos meses recuerdo mucho a la abuela, la tengo muy metida en mi corazón y cuando salgo a la calle la veo en cada rostro que camina por las aceras languidecidos y tristes, viviendo en la decadencia y deseando que su suerte fuera otra.

Se venden las “téticas” en los buhoneros, las llamadas téticas son cinco o seis cucharadas de leche, arroz, harina, café, detergente o lo que sea; solo para comer al día y liberar un poco los bolsillos de los venezolanos por lo menos y mañana sea lo que Dios quiera.

Los únicos que salen ganando son los buhoneros, que le sacan más ganancias de las que deberían, pero quien controla tanta inflación e imposibilidad de comprar los alimentos. Al fin y al cabo, abuela tenía razón y no era una exageración lo que nos contó una vez, la estoy viviendo en carne propia y tendré que contarles a mis nietos algún día.


Mi padre nos compraba dos latas de leche cada quince días, recuerdo que nos compraba la marca “La campesina”, caramba cómo nos gustaba esa marca, y el "toddy o el taco" como nos gustaba hacer bebida achocolatada con galletas maría o club social (eso era la merienda nada más), ni hablar de los helados que nos compraba mi padre en los fines de semana, a veces llegaban mis tíos y nos compraba hasta tres helados en un día, mientras ellos hacían una tremenda parrilla que hasta los vecinos venían a comer, y eso que no éramos ricos, porque antes hasta el más pobre tenía asegura sus tres comidas diarias con sus meriendas, eso sí que era vida. 

Hoy en día mis hijos toman lo que consigamos y de vez en cuando. Almorzamos con carne pero cenamos solo verduras. Y hay que tener una bola de billetes para poder darnos gusto en algo mínimo (quizás una mayonesa, salsa de tomate, queso amarillo o jamón). Siempre estamos atormentados pensando qué carrizo vamos a comer mañana y pobre de mis hijos que se sientes seguros que los voy voy a proteger del mundo y que le estoy dando lo mejor, llenándome de ira y mucha rabia por no poder ayudarlos.


Escribe Hogareña
 
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