LA SORPRESA
No había pasado unos minutos cuando el
lugar estaba rodeado de gente, con curiosidad de saber lo sucedido adentro,
muchos hacían especulaciones de que eran bandas delictivas de la zona o alguna
venganza de un hombre atormentado y solitario.
Mientras tanto adentro, se encontrada
algunos policías, el forense y el detective Mario. Hacían revisión del lugar y
tratando de buscar alguna pista que lo llevara a lo ocurrido de los hechos. En
el refrigerador en donde se hallaba el cuerpo de Marisol con su vestido negro brillante
de hermosas piedras brillantes y hojuelas plateadas que la cubría el abrigo de
faralao de plumas y aquel sombrero vino
tinto que tanto le gustaba. Estaba Marisol sentada en una mesa servida con un menú
aún tibio y unas flores rojas en el centro de la mesa. Marisol se encontraba sentada
con las manos en la mesa con una rosa roja en la boca, en esos labios rojos y
en la mejilla decía “por ambiciosa”. Más allá salía de las bocinas una música a
todo volumen del jazz, el piso estaba regado de pétalos de rosas rojas y en
cada esquina pequeños candelabros encendidos. En otra habitación se encontró un
altar con todas las fotos de los muertos que de alguna manera el inspector
Mario le acarrea a la familia Del Monte., Adornados con rosas rojas y dos velas
encendidas, un puñal en el suelo e incienso por doquier.
-Parece que es el asesino –repetía Mario,
luego agregó –Por fin lo atrapamos.
El hombre de la máscara de porcelana tenía
los grilletes en las muñecas y estaba custodiado por varios policías.
-Y tú… ¿Quién eres?
El hombre de vestido de negro no hablaba,
y esa cara de porcelana incomodaba a los presentes.
-Te quitaré la máscara –Siguió Mario
El hombre de negro comenzó a patalear pero
no tenía para dónde ir, por lo que Mario le quitó la cara de porcelana.
Éste no podía creer lo que miraba sus
ojos. Mario se pasó la mano por la cabeza y comenzó a murmurar
-¿Cómo no lo podía ver? Tenía razón, si
todo me apuntaba a esa casa.
Finalmente lo quitó la peluca, y definitivamente
era ella.
-¿Por qué lo hizo? A usted no le hace
falta hacer nada malo, lo tiene todo… por qué matar a tantas personas
inocentes.
Mario miraba a los alrededores y no sabía
qué hacer.
-Sabía que tenía que ser alguien
importante… vamos a la comisaria para hacer las investigaciones correspondiente
al proceso.
DIVAGANDO DE UN LADO A OTRO
Karen estaba acostumbrada andar de una
ciudad a otra. Nunca se establecía en un lugar fijo y ésta vez no era la excepción.
Después de llevarse algunas cosas de la iglesia y objetos personales del
sacerdote Claudio, Karen caminó sin rumbo, pues tenía para comer y deseaba
pasar algún tiempo en la ciudad, por lo que llegó al bar de Uriel, que tenía un
aviso afuera que decía “Se solicita chica decente para trabajar de noche como
mesera”.
El local estaba en reparación y a la
primera que visualizó fue a Delia que sentada en una mesa llevaba cuentas de
las pérdidas que tuvo la noche anterior en el local.
Karen entró asombrada de los objetos
regados por los alrededores por lo que siguió de largo y se presentó a Delia
-Señorita vengo por el aviso de allá
afuera.
-¿Qué sabes hacer?
-Soy buena limpiando y servir mesa.
Karen que le gustaba vestir un enterizo de
pantalón pegado al cuerpo, terciopelado, le hacía notar que tenía buen cuerpo
-Sabes bailar
-Ser bailarina no lo sé… tampoco me
gustaría, me da tanta vergüenza
-Es normal que todas no quieran bailar,
pero después ya verás cómo te va, te puedo enseñar, eso es de lo de menos.
-Mire bien, sé limpiar muy bien, todo lo
que me ponga hacer, también servir mesa…
-Mira tienes buena figura, me gusta cómo
eres, ese brillo de tus ojos, me dice que tiene la chispa, tienes mucho que
dar, puedo hacer de ti una estrella… además ganará mucho dinero –siguió Delia.
En eso Uriel regresaba del salón de las
apuesta decepcionado de las pérdidas que se generó. Se lamentaba de la muerte
de su mejor amigo Oscar con quien en ocasiones trabajan juntos para hacer
apuestas ilegales.
-Mi amor estoy deshecho –Le dijo Uriel a
Delia
-No lo creas amor –Por lo que saco aquí,
mira no hay tanta la pérdida, algo ha quedado.
-Y ella ¿quién es?… -dijo Uriel mirando a
Karen de arriba abajo
-Se llama Karen –Agregó Delia
-Es un gusto señor –dijo Karen estirando
la mano.
Uriel le tomó de la mano, le dio una
vuelta y luego contestó
-El gusto es mío, me gusta mucho tu
cuerpo, pareces decente…
Delia se queda mirando a Uriel con un poco
de celos y luego agregó:
-Viene por el puesto de mesonera
-Está bien mi amor por ahora que se quede
en ese puesto hasta que le enseñes algunos números y luego veremos, mira
señorita ganarás mucha dinero aquí.
-Delia que empiece esta noche mismo. Y preséntales
a los demás.
SIN HABLAR
Ya Mario se encontraba en la sala de
interrogación, después de haberse lavado el rostro y tomado una taza de café.
Había tenido razón, en investigar la casa Del Monte, pues todo apuntaba a esa
familia.
-Pero hable señora, por qué lo hizo… es
usted y esa señorita Marisol cómplices de esos crimen o es usted sola…
-Por favor necesito un poco de agua –Fue lo
único que salió de la boca de la señora Erika.
-Y hablarás…
-Lo que usted quiera inspector.
Muchas lágrimas salían del rostro de Erika
y sus labios temblaban.
-Dígame que fue lo que sucedió en ese
lugar… porqué mataron al padre Claudio y a ese muchacho.
-Mi agua por favor.
-Dios puedes ayudarme en algo… y ayudarse
a usted misma… cualquier cosa que nos diga será tomado en cuenta…
En eso llegó el agua, Erika tomó un sorbo
y luego agregó:
-Mi llamada por favor, no hablaré sin mi
abogado
Mario sabía que cuando pedían abogado pues
la interrogación se interrumpía.
-Señora Erika, por favor, ayúdanos por
favor.
-No hablaré.
Mario salió de la sala de interrogación. Y
regresó con un teléfono
-Tenga puede llamar.
-Muchas gracias
Mario marcó a la casa Del Monte y pidió hablar
con el señor Rafael, pero como no se encontraba en casa, atendió Maxi
-Maxi… dile a mi hija que me atraparon, y que
me perdone.
-Que la atraparon qué señora.
-Solamente dile eso por favor
-Ok señora… en donde se encuentra.
-Me encuentro en cualquier lugar… gracias
Maxi por tu servicio, sé que me atendiste muy bien, y los mejores recuerdos lo
llevo con tus buenas atenciones y dile a Joe que lo amé también con la misma
intensidad como él a mí, que lo llevaré siempre en mi corazón, y que este amor
nadie me lo podrá arrebatar.
-Dígame si la paso buscando señora, en qué
parte se encuentra.
-Eso ya no importa, debo irme, esto duele
tanto Maxi, por fin voy a descansar después de tanto dolor, por mucho tiempo he
esperado este momento, ya no tengo miedo, estoy feliz.
-Señora por favor.
-Adiós Maxi.
Por su parte, Mario veía que la señora Erika comenzó a temblar y cayó en el suelo, él corrió para atenderla pero ella ya no tenía signos vitales.