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sábado, 10 de julio de 2021

CAPÍTULO 19 II

NUEVOS SABORES     

Era una luna clara, sin nubes pero tampoco sin estrellas, pero se veía muy clara, ella la miraba y no dejaba de pensar. Eran pensamientos distantes y sin emociones.  Los destellos de la luna pegaba en su rostro, se sintió rozagante y juvenil. De sus labios apareció una sonrisa un poco menuda y pasó su mano por su mejilla izquierda.

-He pensado mucho en ti… ¿Te encuentras bien Wichito?

-Sí Regia, me encuentro bien.

-¿Por qué hiciste eso?

-¿Qué hice?

-Lo que usted y yo sabemos... no es necesario que lo mencione.

-Ella me ama, y lo va hacer hasta la eternidad.

-No era necesario Wichito, no era necesario quitarle la vida a una extraña.

-No es una extraña, es mi novia y la amo hasta morir.

-Has cambiado mucho Wichito… está perdiendo el control y pues, usted y yo nos merecemos discreción

-Sigo siendo el mismo… solo que nadie más volverá hacerme infiel siempre será mía… a esa mujer la amo con todas mis fuerzas y no permitiré que me abandone…

-Explícame Wichito

-Soy el hombre que te conoce, el hombre que te cuida, el hombre que te ha puesto el lugar que mereces… lo que ha pasado con Lupe es mi asunto…

-Ven aquí Wichito… como has cambiado

Ignacio  fue a la ventana en donde se encontraba Regia.

-Arrodíllate a mis pies.

Ignacio se levantó y se arrodilló a los pies de Regia y ésta pasó su mano por su cabeza.

-Sabes que si no fuera por el amor que te tengo, no estuviera respirando en este momento, no quiero que vuelvas a cometer un error como ese Wichito, no más errores, te he dado Wichito y me pagues con tus locuras.

Ignacio agachó la cabeza y abrazó los pies de Regia, mientras Regia agregaba:

-Me siento tan dolida por tu error, sabes cuánto me va a costar todo eso, lo sabías, mi corazón está tan triste… te quiero aquí conmigo, consciente de tus actos, no vuelvas a cometer más errores.

Ignacio le besó las piernas.

-No más Regia, sabes bien que me tienes, soy tuyo en cuerpo y alma, eres mi diosa y mi ama.

-Así me gusta Wichito, así me gusta… levántate por favor y no más.

Ignacio se levantó sudoroso, tembloroso y luego Regia le dio un beso en la frente.

-Y no lo dudes Wichito que te amo muchísimo… por ahora deseo que no pierdas de vista a Gabriel.

Ignacio salió de la habitación.

Regia se soltó el cabello, lo partió en dos mitades, tomó su cepillo para luego pasárselo por un lado y al mirarse en el espejo vio que detrás de ella estaba Martín. Ella se asustó pero siguió siendo tan fría como siempre.

-Y tienes que interrumpir mi privacidad para verme.

-Hago lo que se me dé la gana.

El se acercó y ella escapó de sus brazos.

-¿Y quién te crees que eres?

-Soy el hombre que amas, soy el hombre con quien sueña, soy el hombre en el cual no puedes vivir.

Martín la buscó y le agarró de la mano llevándola hacia su cuerpo para luego aprenderla con la otra mano y así darle un beso. Regia soltó el cepillo y le dio una cachetada pero él no dejó de besarla para luego ella corresponderle.

-Me podrás maltratar todo lo que tú quieras pero no puedes negar que sientes algo por mí.

-Estoy comprometida.

-Ese hombre no te quiere como lo hago yo Regia… te puedo hacer muy feliz si me lo permites, mira… estoy aquí para amarte, dame la oportunidad de amarte.

Regia lo miró a los ojos y por un momento pensó en dejar todo para estar con él, porque quien sabe Dios, si de verdad serían felices, de tener una casa, un hijo o dos, dejarían esa vida para irse al otro mundo donde nadie los conozca y empezarían una nueva vida, los dos juntos, porque se aman, era la única realidad. Porque al fin y al cabo ambos corrían riesgo, él con su vida criminal y ella llevaba a cuesta un pasado que la seguía a todos lados. Era mejor empezar de nuevo, con mucho amor, uno por el otro.

-Lo sé Martín, lo sé… y sé que me amas como yo a ti… y sí quiero hacer una vida contigo para toda la vida.

Martín rozó su nariz con la de ella y siguió con un beso en la frente. Ella lo abrazó fuerte y él pasó su mano por el hombro hasta bajarle el brezier y seguidamente le besó el hombro, mientras ella seguía abrazándolo muy fuerte, tan fuerte que el sintió un puñal en la espalda.

Detrás de Martín se encontraba el hombre de negro, quien luego con una cuerda sujetó el cuello de Martín mientras él veía a Regia y no paraba decir:

-¿Por qué Regia? ¿Por qué Regia? ¿Por qué Regia?

-No lo sé, estoy confundida, te amo Martín, te amo tanto, pero tengo miedo, mucho miedo, no lo sé…

Martín trató de sacar su pistola pero no le dio tiempo. Y al poco rato dejó de respirar y el hombre de negro cayó en el suelo agotado, porque terminar con la vida de Martín no fue tan fácil, además que tenía mucha fuerza pero poco a poco se fue desvaneciendo.

DE BLANCO

Solo un reportero permitido por la familia se encontraba esperando en la iglesia, aunque ya se sabe que después de todo otros aparecerían. Comenzaba a llegar los invitados, entre ellos Diana quien vestía toda de negro, un lazo blanco el cabeza al igual que el cinturón cartera y zapatos, la acompañaba Raquel quien se había convertido en su fiel compañera.

Más allá, Joe quien era el padrino de la boda y Regia, quien todavía no aprobaba la boda. Esta vez Ignacio se quedaría en casa por órdenes de Regia para cumplir su cometido.

Rafael esperaba emocionado en la puerta de la iglesia a la novia. Vio llegar a Stephanie en representación de su familia quien se bajó de su limosina siempre con su vestido largo con una raja en cada pierna y todo pegado al cuerpo y esta vez era un azul brillante con un lazo en la cintura.

Rafael cuando la vio, no pudo creer que esa fuera esa mujer que había visto en el bar; ya no era la niña inocente de ojos risueños sino de ojos vivaz y brillantes.

-Don Rafael, en nombre de mi familia y el mío propio reciba mis felicitaciones.

Al entrar en la iglesia Stephanie pasó por la alfombra roja y no pudo evitar la mirada de los presentes. Ella se sentó al lado de Gabriel. Mientras Joe desde al lado del atrio más hacia la derecha no la dejaba de mirar.

Ella sin mirar a Gabriel se persignó. Por dentro ella temblaba de miedo al verlo pero jamás perdonaría que él jamás la buscara y mucho menos no haber cumplido su promesa

-¿Cómo le va Gabriel? –dijo ella sin mirarlo.

Gabriel que no se había dado cuenta que era ella se asombro.

-Stephanie.

-Sí soy yo… y no se olvidó tu promesa… me dijiste que jamás me dejaría.

-Jamás te dejé.

-Tus palabras en estos momentos valen poco.

-Stephanie te busqué por todos lados y no te encontré.

-Con permiso me retiro.

-Stephanie por favor

Ella lo miró por unos segundo luego se fue acompañar a Diana y Raquel. Mientras que Regia no dejaba de observar lo que pasaba por lo que Gabriel no tuvo otra opción que quedarse en su puesto.

DE ACUERDO A LAS ÓRDENES

En casa Ignacio se preparó, se repetía en su mente todos los pasos a seguir para eliminar a Karen.

-Todo debe salir bien, en éste momento está en su cuarto –repetía Ignacio

Tomó su cuchillo y le dio un beso, se miró a varias veces a los espejos de su cuarto y se pasó el cepillo con cuidado por su cabellera que se había colocado algo de fijador.

-Todo va a salir bien.

Abrió la puerta y caminó por el pasillo, subió las escaleras, y tocó la puerta pero como nadie respondía, la tiró con fuerzas. En la alcoba no había nadie. Se dirigió al baño y estaba vacío.

Era imposible que Karen se dirigiera a la iglesia sin él. Inmediatamente abrió el closet, y estaba solo algunas prendas, no se encontraban las joyas ni su cosas personales, pues, inmediatamente salió de la habitación y buscó por todos lados sin encontrar una huella de la novia. Ignacio no le encontraba explicación por lo que se dirigió de inmediato a la iglesia.

CUPIDO

En una terraza cualquier y en cualquier lugar de la ciudad, el más romántico paisaje se encontraba el cuerpo de Martín parado por unas cuerdas, entre el escenario vestido de griego, una túnica, corona y un arpa en la mano, la espada en mano y en su espalda entraba una flecha y que salía en su corazón todo machado de sangre seca. A los lados dos pergaminos de corazón rojo y la firma que decía la rosa roja. Y en su pecho decía “todo por amor”.

Mario al ver este escenario, afirmó sus sospechas, pues todo fue una trampa, pues el asesino en serie nunca fue atrapado, que en todo este tiempo solo fue dormido, es decir, que dejo de matar.

Erika y Marisol solo fueron víctimas y cómplices de tales crimen, que este asesino utiliza a la personas a su manera.

Que Lupe le había dado la mejor de las pistas y era que el asesino estaba en la casa Del Monte, y que lo más probable Lupe había muerto por ese descubrimiento.

La impotencia de Mario comenzó a deprimirlo que más que personal, se encontraba involucrada su novia, cayó en ira y cada vez perdía el control por lo que los inspectores Juan y Benjamín se unieron al caso.

Mario comenzó a romper objetos y no paraba de llorar, y aún que lo sacaron del caso jamás lo dejaría.

viernes, 9 de julio de 2021

CAPÍTULO 19

SI TE DEJO ENTRAR

Esa noche, Gabriel no dijo palabras y se dejaba llevar por lo que decía Regía, tan cortés, amable y cariñoso

-Gabriel había perdido el conocimiento, pero lo importante es que aquí está con nosotros compartiendo –Dijo Regia en la cena

-Pero, ¿Dónde estuviste en todo este tiempo Gabriel? –Preguntó Rafael

-Fuera de la ciudad con unos parientes  Don Rafael.

-Y porqué no te comunicaste con nosotros.

-Creí que no fuera lo prudente, lo mejor era mantener la distancia.

Rafael, tenía más preguntas que respuestas pero para eso estaba Regia para apaciguar todas aquellas dudas que su padre tenía.

-Ya, ya, ya, ya basta de pregunta padre, lo importante es que está de regreso y a mi lado.

Regia agarró de mano a Gabriel y él trató de soltarse pero Regia le apretó la mano.

-Padre, tendrá su trabajo de siempre con nosotros verdad.

-Claro que sí hija, tu sabes bien que es así

-Viste Gabriel, que tienes todo con nosotros otra vez.

Gabriel había vuelto a su puesto original, y en los encuentros sociales Regia aparecía tomada de la mano con él.

DESPUÉS DE TODO

Stephanie que le había tomado cariño a Gabriel, y quien le había prometido cuidarla se sintió traicionada. A la misma vez recordaba las palabras de Gabriel y sus promesas de estar siempre con ella, por lo que le causaba duda que si estaba bien, porque jamás se habría ido sin despedirse. Mientras por otro lado recibía presión de su familia para que volviera a casa.

Estaba sola y sin protección, desconsolada y desamparada. No sabía qué hacer hasta que vio a las páginas sociales a Gabriel y Regia tomados de manos. Y llegó en sus pensamientos que Gabriel había preferido su venganza que estar con ella.   Por lo que decidió irse con su familia. En su casa la esperaba Helena y Martín quienes la recibieron con una cena familiar en la que se encontraba Xavier.

Stephanie se asombró al mirar a Xavier junto a Helena. Stephanie que tenía tiempo conociendo desde hace tiempo a Xavier le dijo:

-¿Qué haces aquí Xavier?

-Eso mismo pregunto yo

Soy la hermana de Helena

-Y yo su prometido…

Stephanie asumió que Xavier no sabía a lo que se dedicaba la familia pero tampoco se lo diría. En ese tiempo la familia se habían apoderado del cartel del oeste, quien Martín con astucia infiltró su gente al otro bando y descubrió sus estrategias y todo el sistema de trabajo para luego masacrar a todos aquello que se interpusiera en su camino, sobre todo a los líderes.

Ahora con más responsabilidades Stephanie aprendería como llevar el trabajo que cada día necesitaba de su liderazgo, se había convertido en una maga de la mafia. Lo llevaba en la sangre, por mucho tiempo que había tratado en no involucrarse a ese tipo vida, pues ya ahora estaba a la cabeza de un gran grupo de hombres y mujeres bajo su tutela, y quienes hacía lo que ella ordenara.

Xavier miró el otro lado de Stephanie quien llevaba un vestido verde claro brillante muy largo con dos rajas en el lado de cada pierna que le hacía notar su piel trigueña. Tenía la misma mirada de Helena y Martín. Los tres de la misma sangre y el mismo poder.

Era pocas veces que Xavier llegaba a su casa y se veía más involucrado en omisión a los actos ilícitos de la familia. Siempre haciéndose la pregunta que habría sido de su vida sin el cariño de Helena quien lo protegía y lo cuidaba mucho.

Helena que delante de su presencia hacía notar una mujer decente, tranquila y sumisa pero al momento de entrar en acción pues llevaba las riendas y tomaba  grandes decisiones y si tenía que matar lo hacía.

-Te amo Helena –Decía Xavier

-Te amo más.

Helena se había enamorado de Xavier desde el primer día que lo vio, supo que sería su esposo porque ella obtiene lo que desea, por las buenas o malas, pero que en esta ocasión no fue necesario obligarlo a que la quisiera porque era correspondida.

UNO Y DOS

Cada día para Uriel se le hacía imposible sostener el bar. Después que había perdido a Gabriel, seguidamente de Stephanie, y al fin, David le había dado un ultimátum que trabajaría hasta final de mes y que se llevaría a Raquel pues se sentía devastado. Por su parte Delia recibía invitaciones por todos lados, quien estaba a flor de su vida y no la perdería por estar con un hombre que jamás la supo valorar, sin embargo, seguía esperando que Uriel volviera a ser el hombre de antes. Aquel jovial hombre lleno de energía y picardía que deseaba comerse el mundo.

-Raquel todavía no se va, Diana jamás nos dejaría, yo también podría doblar mis baile –decía ella para animarlo

-Solo necesitamos a don Rafael de nuestro lado, buscaremos otras chicas, con nueva vibra, que tenga ese toque especial.

-Así me gusta Uriel. Siempre hemos llevado este negocio entre los dos… vamos anímate, una más, una menos, qué más da, pues somos nosotros dos.

El aviso en el bar seguía puesto.

LO QUE SE AVECINA

Los preparativos de la boda había empezado. Rafael había dispuesto el gran salón del club Ítalo, Aunque quería algo sencillo y discreto pero Karen lo quería todo. Por lo que el organizador de boda le había sugerido los mejores jazmines, el pastel, el vestido, el baile y todo aquello que acarrea en la boda.

Karen ya vivía en la mansión, y tomó posesión de la habitación principal. En el desayuno que era costumbre encontrarse la familia por lo que ese día se encontraba, Regia, Ignacio, Gabriel, Joe, Karen y Rafael.

Karen y Gabriel, apenas si cruzaban palabras porque Gabriel se sentía vigilado por Ignacio y no podía advertirle de lo cruel que era esa familia. Mientras que en el corazón de Regia crecía un odio hacia Karen y no soportaba verlo con su padre, por alguna razón presentía que no era de fiar. Pero en realidad ninguna mujer era suficiente para su padre.

LA AUSENCIA

La preocupación de Mario por Lupe era evidencia, pues, tenía días sin saber de ella. Por lo que fue a casa de sus padres que también estaban preocupado por ella y que no tenían idea de su paradero. Por lo que Mario se dirigió a la mansión Del Monte y que no obtuvo respuesta de Maxi.

La última noche que había hablado con Lupe, la notó preocupada y distante, y aunque le había dicho que no la molestaría pues no podía resistir sin saber de ella.

-Seguro que se enamoró y se fue con otro hombre –dijo Ignacio irónicamente

Mario con indignación le contestó:

-Jamás lo haría sin avisarle a sus padres.

-Cuando existe amor, no existe más nada… solo amar –siguió Ignacio.

 

 

 

 

 

 

jueves, 8 de julio de 2021

CAPÍTULO VI

 HERMOSO AMANECER

Ese día hizo un poco de frío, y comenzaba a caer el primer rocío de la mañana. La casa se encontraba en silencio y todos dormían plácidamente. Regia también lo hacía, se encontraba en su cama cuando fue sorprendida  por la mirada de Ignacio, quien la contemplaba de pies a cabeza.

-Regia, ven, vamos… ven a conocer a mi novia

-¡Qué te pasa Wichito! ¿Qué hora es? ¿Qué haces despierto a esta hora?

-Quiero que vengas a conocer a mi novia.

-¡A esta hora! Tú estás loco.

-Sí Regia a esta hora.

Regia se sentó en la orilla de la cama, sin entender lo que quería decir Ignacio. Se pasó la mano por la cabeza y por el rostro para luego agregar:

-¿Qué novia voy a conocer a esta hora? ¿Qué novia nada déjame dormir?

Ignacio tomó de la mano a Regia, en la cual se dio cuenta que tenía sangre.

-¿Qué hiciste Wicho?

Regia lo miró y vio que sus ojos estaban dilatados y que su cuerpo estaba lleno de sangre

-¡Vamos Regia!

Regia se levantó y lo siguió, encontrándose la habitación colmada de sangre por todos lados.

-¡Regia, conoce a mi novia!

Regia se quedó pálida al encontrar a Lupe sentada en un sillón, con su ropa puesta, un moño en la cabeza, con sus ojos cerrados y bien maquillada.

-No entiendo Wicho.

Regia se acercó a Lupe, que al tocarla supo que estaba sin vida, por lo que lo miró y dijo:

-¿Por qué lo hiciste Wichito?

-Nunca se irá de mi lado, la amo mucho, viviremos juntos para toda la vida… tú tranquila ella no nos va a traicionar, es muy calladita…

-Qué tienes Wicho, no había necesidad de…

-Ella es linda, es mi novia, verdad que es bonita.

Regia sin saber qué hacer, tomó por el brazo a Ignacio y lo llevó al baño, obligándolo a que se bañara, mientras ella hacía una llamada

-¡Ven inmediato que te necesito aquí!

Luego se fue al depósito y buscó una pala, y junto a Ignacio comenzaron abrir un hueco en el jardín de rosas, muy cerca de la casa de vacación en donde estaba la piscina, ya casi era de día por lo que Ignacio metió el cuerpo de Lupe allí, mientras decía:

-Te prometo visitarte cada mañana Lupe, porque te amo hasta el infinito, porque te amo para toda la vida, me haces tanto bien vida, para toda la vida juntos, tú y yo, mi amor, te quiero a morir…

No pasó ni media hora que en el cuarto de Ignacio se encontraba alguien, todo vestido de negro con una máscara de porcelana quien limpiaba casa gota de sangre que se encontraba en la pared, en el techo y en el piso.

Para la familia Del Monte Lupe quedó como si había huido de la casa, por lo que Rafael no se preocupó. Por su parte Maxi se sentía responsable de la chica quien sabía que Lupe se sentía a gusto en el trabajo; pero no quedaba que esperar a que llegara sus días libres para visitarla y preguntar de su pronta partida sin aviso.

SI ERES MI ESPOSA

Los días transcurrían y el amor de Rafael y Karen crecía cada vez más. Rafael se sentía cada día más enamorado de Karen por lo que ese día sería algo especial. Una copa de vino en el jacuzzi, rodeado de pétalos de rosas rojas, incienso con olor a naranja, el agua burbujeante con sidra de limón y música instrumental en el fondo.

En el Jacuzzi, cuando los dos disfrutaban de un vino rojo. Rafael le dijo a Karen

-¡Te casas conmigo mi muñequita!

Karen no podía creerlo, era un anillo que tenía en su copa. Ella lo sacó y miró a Rafael a los ojos, y los dos rebozaban de felicidad.

-Sí, sí… me caso contigo mi osito…

Karen se le zumbó encima para luego sellar su amor entre el placer y el amor.

AL VERLA

Gabriel cada día se perdía en la mirada de Stephanie. Ese día había decidido darle un beso, sentía algo en su corazón que era difícil de ocultar, por lo que como siempre salió a esperarla. Sin saber cómo de frente tenía a Ignacio y a su lado un hombre vestido de negro con una máscara de porcelana.

Gabriel vio que el mundo se le vino encima, quiso huir pero ya era tarde. El hombre de negro tenía un arma que lo apuntaba.

-¿Qué quieres?

-Ven con nosotros.

Sin decir más nada. Gabriel siguió a Ignacio y junto a él el hombre de negro. Se montaron en el carro antaño, y le obligaron a tomar un sobo de agua, por lo que Gabriel no le dio tiempo decir palabras y se quedó dormido.  Llevándolo así  a la casa fuera de la ciudad en donde una vez Marisol estuvo.

Al despertar Gabriel estaba bañado de agua fría y al frente se encontraba Regia. Gabriel trató de zafarse pero no pudo, por que optó quedarse tranquilo y hacerse que no le importaba nada. Había recordado todas esas clases de defensa propia que había tomado por lo que se tranquilizó.

Al lado de Regia estaba Ignacio ausente y sin sentimiento alguno. Y más allá el hombre de traje negro

-Bienvenido Gabriel

Gabriel miró a Regia si contestar.

-Por fin estás aquí, por mucho te esperé.

Gabriel sin más nada recordó todo aquello que había pasado y sin más nada escupió a Regia. Ésta se secó el rostro mientras que Ignacio le golpeó el rostro.

-No, no, no muy mal chico… hagas lo que hagas, estás en mis manos. Reconozco que te perdí por unos días, por culpa de ese sacerdote inepto, pero por lo demás siempre supe de todos tus pasos. Siempre supe de tus caminata con esa niña Stephanie, pobre chica que no sabe qué hacer con su vida, quizás seas yo quien le diga lo que tiene que hacer.

-Ni te atrevas a meterte con ella, porque soy capaz…

-Eres capaz de qué Gabriel, estás en mis manos y la vida de ella también está en mis manos…  si me da la gana la desaparezco.

Gabriel trató de levantarse pero era imposible.

-Veo que te importa mucho esa chica

Regia se paseaba de un lado a otro para luego agregar:

-Y yo que tenía un futuro contigo Gabriel, yo te amaba, con todas mis fuerzas, porqué me traicionaste.

Los ojos de Regia se aguaron y luego agregó:

-Pero sabes qué… estoy dispuesta a perdonarte…

-Perdonar qué loca…

-Estoy dispuesta a perdonarte todo lo que me has hecho.

-Te has vuelto loca crees que te voy a perdonar después de todo lo que me has hecho…

Regia se le acercó con ira a Gabriel y le agarró la quijada con fuerza.

-No estás muerto porque no he querido… Yo te salvé Gabriel. Gasté mucho dinero para salvarte la vida, así que tu vida es mía. Yo soy la que mando aquí, y haces lo que yo te pida, por la buenas o malas. Tú decides… y desde ahora te lo digo Gabriel, o haces lo que te pido o esa chica muere.

Gabriel se estrujaba tratando de quitarse las manos de Regia pero ella aguantaba más fuerte.

-Este es el trato. Trabajas otra vez para mí. Estarás a mis órdenes y seguirás siendo mi novio. Olvidarás el pasado y volvamos hacer la pareja feliz que siempre fuimos.

Gabriel pensó en su venganza. Dejando atrás esa posible felicidad con Stephanie. Era el momento propicio para estar a su lado y cobrarse todas esas cosas malas que había pasado y que no quería recordar.

-Me prometes no hacerle daño a Stephanie.

-Gabriel, Gabriel, Gabriel… acaso no cumplo mis promesas, acaso crees que soy un monstruo…eres tú quien no las cumples, el monstruo de esta historia eres tu… y sabes que me ha dolido mucho… no sabes cuánto me dolió tu traición.

-Está bien Regia trabajaré contigo y haré lo que me pidas…

-No, no, no… no es trabajo… es que seas mi prometido… ya te lo he dicho y no hagas que te lo repita otra vez por favor.

Desde ese día, Gabriel comenzó a acompañar a Regia. Apareció en una cena que Rafael organizó para anunciar la pronta boda con Karen.

Rafael, quedó asombrado al mirar que Gabriel había entrado a la mansión en traje totalmente blanco, en brazos de Regia Del Monte.

miércoles, 7 de julio de 2021

CAPÍTULO 18 V

 HABLAR NO SERÁ

Joe que silenciosamente aprendía los pasos de la familia Del Monte, escuchaba las historias de Diana que decía en el desespero de desahogarse:

-Sabes que conozco muy bien a la familia Del Monte.

Joe la miraba por el retrovisor, porque nunca aceptó que nadie se le sentara al lado, a menos que fuera Rafael.

-Ellos siempre, pero siempre es una mentira. Lo sé todo… y si yo quisiera en este momentos los hundiría si así lo quisiera y todos van a cárcel en este mismo instante.

Joe con deseos de preguntar pero no quería detener cualquier cosa que pudiera decir algo.

-Ese dinero y esa familia es falso… y te juro de porque me llamo Diana los veré arruinados como perros, pero eso es lo que son, unos tapetes para limpiar mis zapatos.

De repente Diana se cayó. Se secó las lágrimas y comenzó a mirar cómo la gente pasaba por las aceras fuera del vidrio que observaba y en ese instante deseó ser uno de ellos.

No pasó mucho para que se quedara dormida. Hasta sentir que Joe la tocó para despertarla y decirle que había llegado.

Al frente del bar iba saliendo Gabriel y Stephanie quienes se sorprendieron que de aquel carro se encontraba Diana sin conocimiento, por lo que Rafael la sostuvo entre brazos y la llevó a dentro.

Por su parte Joe tímidamente miró a aquella chica que parecía una estrella por lo que se sonrojó para luego decirle:

-Es un gusto señorita.

-Stephanie, ese es mi nombre…-dijo ella al presentarse.

Joe la miró de arriba abajo para luego extender su mano y decirle después de un apretón entre mano.

-Y trabajas aquí

-Sí claro, soy mesonera

-No te había visto.

-Ahora sí

TE QUEDARÁS CONMIGO POR SIEMPRE

Esa noche Ignacio, miraba la luna, era una luna grande y esplendorosa, alumbraba más que nunca, la miraba como esperando respuesta de un no sé qué y deseaba que le hablara. En ella veía el rostro de Lupe, sus ojos, su rostro y hasta el podía oler su perfume y era feliz. Sentía deseos de tenerla a su lado y quería abrazarla, besarla, quería ir a su cuarto y decirle que la adoraba.

Simplemente se quedó mirando la luna, las estrellas, el frío de la noche, luego, toma un sorbo de su copa, y se rodó un poco las mangas de la camisa hacia arriba y se la soltó de su pantalón.

Luego, sintió unas frías manos que le tapó sus ojos.

-¡Adivina quién soy!

Deseó que fuera Lupe, desde siempre supo que era ella, sus delicadas manos, su voz suave y apacible, por lo que Ignacio sonrió para luego voltearse, tomándola de la cintura para luego decirle:

-Mi amor, eres tú mi vida, te amo.

Sus labios se juntaron sin estridencias para besarse profundamente.

-También te amo, te amo muchísimo Ignacio, eres el amor de mi vida, y prefiero morir que estar sin ti.

Ignacio enredó sus manos con la cabellera de Lupe y con la otra la fue llevando a sus pechos. Por lo que ella lo detuvo para luego decirle:

-No, no por favor.

-No tienes nada que temer, te haré feliz, siempre te respetaré, y si me dices que no, no pasará nada.

Ella lo miró a los ojos y le colmó de besos en las mejillas y en el cuello mientras pasaba sus manos por sus pechos.

-Tengo miedo.

-Conmigo no tienes nada que temer, siempre me tendrás a tu lado.

El la cargó hasta su habitación. Lupe jamás había entrado a su alcoba. Era una habitación llena de luces y espejos. Tenía un cuadro de oleo de Regia montada en un caballo y él a su lado y en el fondo estaba colmado de un jardín de rosas rojas.

-Este cuarto es raro –comentó Lupe

-En este momento solo me importas tú Lupe. Lo demás no me importa.

Lupe miró sus ojitos aguados y vio una lágrima correr por sus mejillas.

-¿Qué te pasa Ignacio?

-No me pasa nada, solo que soy feliz Lupe, tú me haces muy feliz y no quiero vivir sin ti.

-Yo también soy feliz a tu lado mi amor.

-No quiero que este momento termine jamás.

Ignacio cruzó sus dedos con las de ella, y volvió a mirarla a los ojos, se le fue acercando y mordió sus labios, para luego subirle el vestido mientras ella temblorosamente poco a poco le fue desabotonando la camisa, después la correa y el pantalón.

Lupe moría de nervios, su corazón palpitaba fuerte, igualmente que el de Ignacio. Para él le era más fácil, pues la lo había vivido pero para ella era la primera vez de estar con un hombre. Ni siquiera con Mario que solo una vez se atrevió tocarle los senos mientras la besaba, pero ella lo detuvo y no quiso llevarlo a otro nivel.

Ignacio la besaba con frenesí, hasta quitarle el brazier, y al verla en esa silueta toda temblorosa la tomó entre sus brazos y la  llevó a la cama.

-Tengo miedo –susurró ella

-Aquí me tienes, jamás me iré de tu lado, eres mía.

De pronto los dos en la cama se amaban con ternura, él la acariciaba como nunca lo había hecho y ella había dejado de temer, sentía la pasión y el ardor de un corazón que amaba con sinceridad.

-Eres lo mejor que me ha pasado –decía él

-Te amo.

Lupita lloraba y él le secaba las lágrimas.

-No llores mi amor.

-No sé si lo estoy haciendo bien.

-Eres una diosa, mi diosa.

Eran los únicos en el mundo, Lupe e Ignacio, Ignacio y Lupe, un te amo, un te quiero, un deseo, el placer, el amor. Porque hacer el amor era el símbolo y el sello de un amor eterno, una confesión y el descubrirse uno al otro. La alegría, la tristeza, la esperanza, el dolor, de una mujer y un hombre, porque la mujer y el hombre nacieron para amarse para toda la vida, porque fueron creados para estar juntos para toda la vida, él, ella. Y que después de amarse, se quedan abrazos en la cama después de orgasmos y sentir ese frenesí que explota con amor y cariño. Se acerca el amanecer los dos juntos, abrazados, ya no hay nada que decir, solo sentir y pegar sus cuerpos y arribando al calor de la piel, escuchar la respiración, los gemidos que de vez en cuando se decían te amo.

Ignacio recordó la luna, las estrellas, el rostro de Lupe, de la confesión de un te amo para toda la vida, de un te quiero para toda la vida y sellaría ese amor, en no perder nunca más a una mujer, porque sabía que Lupe todavía seguía siendo novia de Mario, los había visto juntos, no quería perderla porque esa noche se juraron amor eterno y como los juramentos siempre se rompen como el juramento que le hizo la Guaricha y nunca fue fiel, y esta vez no pasaría lo mismo, la quería a morir, para toda la vida.

Esa luna llena, y su rostro en ella se quedaría allí por siempre con él por lo que tomó una almohada. Lupe dormía, Sin ropa siquiera, en el calor de sus brazos, estaba confiada, confiaba en él y le puso la almohada en su rostro. Al principio lo dudo, ella no sintió nada, pero lentamente fue presionando hasta que ella comenzó a quitarse la almohada y el fue presionando aún más. Lupe trataba de gritar pero no podía por lo que trataba de soltarse, sus pies se movían de un lado a otro y él se le monto encima y decía:

-Eres mía Lupe para siempre, para toda la vida, nadie se va a quedar contigo, te amo, te amo, te amo… eres mi luna, mi estrella, mi cielo,  mi cielo, te amo, te amo, te amo, te quiero a morir.

Lupe no dejaba de moverse, por lo que sacó un cuchillo que tenía muy cerca y se lo presionó en el pecho una y otra vez. Su cama se llenó de sangre, pero él no dejaba de apuñalarla mientras decía:

-Viviremos por siempre mi amor, eres mía y de nadie más, nos casaremos, tendremos hijos, y siempre estará a mi lado mi amor, te amo, te amo, te amo… que bonito mi amor, eres mía, soy feliz, muy feliz a tu lado, te quiero a morir para toda la vida.

El corazón de Ignacio estaba muy acelerado y el cansancio le llegó de pronto, por lo que se calmó y se fue desvaneciendo encima del cuerpo sin vida de Lupe. Para luego recostarse a su lado y quedarse dormido, mientras murmuraba te amo, te amo, te amo Lupe, te quiero a morir. 

 
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