NUEVOS SABORES
Era una luna clara, sin nubes pero tampoco
sin estrellas, pero se veía muy clara, ella la miraba y no dejaba de pensar.
Eran pensamientos distantes y sin emociones. Los destellos de la luna pegaba en su rostro,
se sintió rozagante y juvenil. De sus labios apareció una sonrisa un poco
menuda y pasó su mano por su mejilla izquierda.
-He pensado mucho en ti… ¿Te encuentras
bien Wichito?
-Sí Regia, me encuentro bien.
-¿Por qué hiciste eso?
-¿Qué hice?
-Lo que usted y yo sabemos... no es
necesario que lo mencione.
-Ella me ama, y lo va hacer hasta la
eternidad.
-No era necesario Wichito, no era
necesario quitarle la vida a una extraña.
-No es una extraña, es mi novia y la amo
hasta morir.
-Has cambiado mucho Wichito… está perdiendo
el control y pues, usted y yo nos merecemos discreción
-Sigo siendo el mismo… solo que nadie más
volverá hacerme infiel siempre será mía… a esa mujer la amo con todas mis
fuerzas y no permitiré que me abandone…
-Explícame Wichito
-Soy el hombre que te conoce, el hombre
que te cuida, el hombre que te ha puesto el lugar que mereces… lo que ha pasado
con Lupe es mi asunto…
-Ven aquí Wichito… como has cambiado
Ignacio
fue a la ventana en donde se encontraba Regia.
-Arrodíllate a mis pies.
Ignacio se levantó y se arrodilló a los
pies de Regia y ésta pasó su mano por su cabeza.
-Sabes que si no fuera por el amor que te
tengo, no estuviera respirando en este momento, no quiero que vuelvas a cometer
un error como ese Wichito, no más errores, te he dado Wichito y me pagues con
tus locuras.
Ignacio agachó la cabeza y abrazó los pies
de Regia, mientras Regia agregaba:
-Me siento tan dolida por tu error, sabes
cuánto me va a costar todo eso, lo sabías, mi corazón está tan triste… te
quiero aquí conmigo, consciente de tus actos, no vuelvas a cometer más errores.
Ignacio le besó las piernas.
-No más Regia, sabes bien que me tienes,
soy tuyo en cuerpo y alma, eres mi diosa y mi ama.
-Así me gusta Wichito, así me gusta…
levántate por favor y no más.
Ignacio se levantó sudoroso, tembloroso y
luego Regia le dio un beso en la frente.
-Y no lo dudes Wichito que te amo
muchísimo… por ahora deseo que no pierdas de vista a Gabriel.
Ignacio salió de la habitación.
Regia se soltó el cabello, lo partió en
dos mitades, tomó su cepillo para luego pasárselo por un lado y al mirarse en
el espejo vio que detrás de ella estaba Martín. Ella se asustó pero siguió siendo
tan fría como siempre.
-Y tienes que interrumpir mi privacidad
para verme.
-Hago lo que se me dé la gana.
El se acercó y ella escapó de sus brazos.
-¿Y quién te crees que eres?
-Soy el hombre que amas, soy el hombre con
quien sueña, soy el hombre en el cual no puedes vivir.
Martín la buscó y le agarró de la mano
llevándola hacia su cuerpo para luego aprenderla con la otra mano y así darle
un beso. Regia soltó el cepillo y le dio una cachetada pero él no dejó de
besarla para luego ella corresponderle.
-Me podrás maltratar todo lo que tú quieras
pero no puedes negar que sientes algo por mí.
-Estoy comprometida.
-Ese hombre no te quiere como lo hago yo
Regia… te puedo hacer muy feliz si me lo permites, mira… estoy aquí para
amarte, dame la oportunidad de amarte.
Regia lo miró a los ojos y por un momento
pensó en dejar todo para estar con él, porque quien sabe Dios, si de verdad
serían felices, de tener una casa, un hijo o dos, dejarían esa vida para irse
al otro mundo donde nadie los conozca y empezarían una nueva vida, los dos
juntos, porque se aman, era la única realidad. Porque al fin y al cabo ambos
corrían riesgo, él con su vida criminal y ella llevaba a cuesta un pasado que
la seguía a todos lados. Era mejor empezar de nuevo, con mucho amor, uno por el
otro.
-Lo sé Martín, lo sé… y sé que me amas
como yo a ti… y sí quiero hacer una vida contigo para toda la vida.
Martín rozó su nariz con la de ella y
siguió con un beso en la frente. Ella lo abrazó fuerte y él pasó su mano por el
hombro hasta bajarle el brezier y seguidamente le besó el hombro, mientras ella
seguía abrazándolo muy fuerte, tan fuerte que el sintió un puñal en la espalda.
Detrás de Martín se encontraba el hombre
de negro, quien luego con una cuerda sujetó el cuello de Martín mientras él
veía a Regia y no paraba decir:
-¿Por qué Regia? ¿Por qué Regia? ¿Por qué Regia?
-No lo sé, estoy confundida, te amo
Martín, te amo tanto, pero tengo miedo, mucho miedo, no lo sé…
Martín trató de sacar su pistola pero no
le dio tiempo. Y al poco rato dejó de respirar y el hombre de negro cayó en el
suelo agotado, porque terminar con la vida de Martín no fue tan fácil, además
que tenía mucha fuerza pero poco a poco se fue desvaneciendo.
DE BLANCO
Solo un reportero permitido por la familia
se encontraba esperando en la iglesia, aunque ya se sabe que después de todo
otros aparecerían. Comenzaba a llegar los invitados, entre ellos Diana quien
vestía toda de negro, un lazo blanco el cabeza al igual que el cinturón cartera
y zapatos, la acompañaba Raquel quien se había convertido en su fiel compañera.
Más allá, Joe quien era el padrino de la
boda y Regia, quien todavía no aprobaba la boda. Esta vez Ignacio se quedaría
en casa por órdenes de Regia para cumplir su cometido.
Rafael esperaba emocionado en la puerta de
la iglesia a la novia. Vio llegar a Stephanie en representación de su familia
quien se bajó de su limosina siempre con su vestido largo con una raja en cada
pierna y todo pegado al cuerpo y esta vez era un azul brillante con un lazo en
la cintura.
Rafael cuando la vio, no pudo creer que
esa fuera esa mujer que había visto en el bar; ya no era la niña inocente de
ojos risueños sino de ojos vivaz y brillantes.
-Don Rafael, en nombre de mi familia y el
mío propio reciba mis felicitaciones.
Al entrar en la iglesia Stephanie pasó por
la alfombra roja y no pudo evitar la mirada de los presentes. Ella se sentó al
lado de Gabriel. Mientras Joe desde al lado del atrio más hacia la derecha no
la dejaba de mirar.
Ella sin mirar a Gabriel se persignó. Por
dentro ella temblaba de miedo al verlo pero jamás perdonaría que él jamás la buscara
y mucho menos no haber cumplido su promesa
-¿Cómo le va Gabriel? –dijo ella sin
mirarlo.
Gabriel que no se había dado cuenta que
era ella se asombro.
-Stephanie.
-Sí soy yo… y no se olvidó tu promesa… me
dijiste que jamás me dejaría.
-Jamás te dejé.
-Tus palabras en estos momentos valen
poco.
-Stephanie te busqué por todos lados y no
te encontré.
-Con permiso me retiro.
-Stephanie por favor
Ella lo miró por unos segundo luego se fue
acompañar a Diana y Raquel. Mientras que Regia no dejaba de observar lo que
pasaba por lo que Gabriel no tuvo otra opción que quedarse en su puesto.
DE ACUERDO A LAS ÓRDENES
En casa Ignacio se preparó, se repetía en
su mente todos los pasos a seguir para eliminar a Karen.
-Todo debe salir bien, en éste momento
está en su cuarto –repetía Ignacio
Tomó su cuchillo y le dio un beso, se miró
a varias veces a los espejos de su cuarto y se pasó el cepillo con cuidado por
su cabellera que se había colocado algo de fijador.
-Todo va a salir bien.
Abrió la puerta y caminó por el pasillo,
subió las escaleras, y tocó la puerta pero como nadie respondía, la tiró con
fuerzas. En la alcoba no había nadie. Se dirigió al baño y estaba vacío.
Era imposible que Karen se dirigiera a la
iglesia sin él. Inmediatamente abrió el closet, y estaba solo algunas prendas,
no se encontraban las joyas ni su cosas personales, pues, inmediatamente salió de
la habitación y buscó por todos lados sin encontrar una huella de la novia.
Ignacio no le encontraba explicación por lo que se dirigió de inmediato a la iglesia.
CUPIDO
En una terraza cualquier y en cualquier lugar
de la ciudad, el más romántico paisaje se encontraba el cuerpo de Martín parado
por unas cuerdas, entre el escenario vestido de griego, una túnica, corona y un
arpa en la mano, la espada en mano y en su espalda entraba una flecha y que salía
en su corazón todo machado de sangre seca. A los lados dos pergaminos de
corazón rojo y la firma que decía la rosa roja. Y en su pecho decía “todo por
amor”.
Mario al ver este escenario, afirmó sus
sospechas, pues todo fue una trampa, pues el asesino en serie nunca fue
atrapado, que en todo este tiempo solo fue dormido, es decir, que dejo de
matar.
Erika y Marisol solo fueron víctimas y
cómplices de tales crimen, que este asesino utiliza a la personas a su manera.
Que Lupe le había dado la mejor de las
pistas y era que el asesino estaba en la casa Del Monte, y que lo más probable
Lupe había muerto por ese descubrimiento.
La impotencia de Mario comenzó a
deprimirlo que más que personal, se encontraba involucrada su novia, cayó en
ira y cada vez perdía el control por lo que los inspectores Juan y Benjamín se
unieron al caso.
Mario comenzó a romper objetos y no paraba de llorar, y aún que lo sacaron del caso jamás lo dejaría.