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sábado, 26 de junio de 2021

CAPÍTULO 17

PASAN LOS DÍAS

Un año pasó desde aquel incidente de la familia Del Monte. No era fácil sobrellevar para Lupe trabajar en la misma casa donde su hermano murió en manos de la señora Erika. Seguía trabajando allí para ayudar a sus padres. Era lo único que había aprendido hacer, aún cuando anhelaba estar con los niños del barrio, pues sabía que tenía una responsabilidad con su familia. Seis meses antes, Mario la buscó en el mercado donde cada quince días se encontraba Lupe acompañando a sus padres en el local de sus hermanos.

-Señorita Lupe, mis sentido pésame a usted y su familia

-Muchas gracias –dijo Lupe bajando la cabeza

-Me encuentro muy apenado por toda esta situación que está pasando, ya que su hermano se encontraba en el momento menos apropiado. Su muerte fue inoportuna.

Mario la miraba con ternura, mientras de sus mejillas rodaban algunas lágrimas y él se las secó con las manos.

-Lo siento, es mi escusa, no debí…

-No, no, no es nada… solo que no supero su partida, quisiera creer que está aquí conmigo… espera me seco…

-Disculpa, fue la mejor la escusa de venir a verte.

-A verme, eso porqué…

Fue muy pocas veces que Mario, interactuó con la familia de Lupe, sobre todo con ella. Deseaba verla y decirle que sentía algo especial, desde el primer día que vio en aquella cena que le derramó el café caliente en el pantalón.

-Lupe aceptaría salir conmigo

Lupe que se sentía atraída por Mario acepto salir con él. Desde entonces son inseparables. De regreso a casa después de la cena y de haber compartido entre conversación y risas, regresaban a casa cuando pasaban por el parque cuando Mario nervioso le tomó de la mano y ella le correspondió porque así lo deseaban, sentían en sus corazones un ardor, en sus estómagos con un revoloteo  que querían decirse “te amo”

Al tomarse de la mano se detuvieron, y al caer el atardecer cuando la apuesta del sol se desaparecía entre las nubes que irradiaba rayos de luz que engalanaba el horizonte.

Los dos se detuvieron y Mario se colocó al frente de ella, le tomó por la otra mano y se la llevó a su cuerpo y poco a poco sus rostros se fueron acercando hasta rozar sus labios conjugándose el cariño y las euforias de sus almas.

DOS PAUTAS

Javier por fin tenía su puesto de tacos en la avenida principal, tenía tacos de guacamoles, carne, pollo y de lo que pidieran. Estaba vestido con una camisa blanca, y un pañuelo que cubría su cabellera. Gracias a la bondad de Ignacio por pagarle al obtener información de Lupe.

-No tiene novio por si eso es lo que le interesa, aunque ese policía Mario la rodea… tenga cuidado ehhh…

-Eso no es nada… gracias

-Ya sabes que no es solo es gracias, pues el algo más

-Está bien te pagaré… y lo otro…

-¡Ah sí! Lo otro…

-Es bueno decirte que Gabriel se encuentra en el bar de Uriel…

-¡Ah sí! ¡Cómo así!

-Desde hace día lo sé… si es el mismo hombre de la foto, está en el bar de Uriel, siempre ha estado allí, por lo que sé.

Por casualidad Javier acompañaba a Xavier a unos tragos por lo que mientras tomaban unos tragos vio a Gabriel llevar la contabilidad del bar, hacía llamadas y acomodaba algunas mercancías.

ALGO QUE CAMBIÓ

Raquel y David se habían comprometido. Era un amor de primavera, un amor tierno donde solo existían los dos.

-No quiero que trabajes más aquí Raquel.

-Lo sé amor, pero tengo que seguir, necesito un tiempo más hasta que consiga otro trabajo.

-Puedo velar por ti y tu hijo Raquel, mi trabajo da para los dos.

-No amor, por favor entiéndeme… unos meses más.

Por otro lado, Stephanie había desistido desde aquel día que Gabriel recobró los conocimientos. Mientras ella se despedía porque se iría con su familia, él fue recordando pasajes de su vida. Recordó el rostro de Regia, a don Rafael, a Ignacio, la reunión aquella en el hotel donde bailó con Regia y hasta el puñal que entró en su piel.

-No te marches Stephanie, quédate aquí, en este momento no tengo para ayudarme a mí mismo o ayudarte a ti, y al contrario te necesito pero entre los dos podemos salir adelante.

-¿Cómo? Mírate cómo estás… te encuentras peor que yo… más confundido y sin saber quién eres.

-Si sé quién soy. Mi nombre es Gabriel, sé donde vivo y quienes son mi familia

-De qué hablas…

-Sé quién soy… y todo lo que me has contado durante estos días puedo comprenderte, el estar atado a algo que no quieres, es detestable,  es mejor que te quedes aquí.

Stephanie decidió seguir en el bar.

DECIR LA VERDAD

Xavier, se quedó impactado, por aquel secreto que Diana le reveló aquella noche cuando los dos desahogaban sus penas. Xavier seguía sumergido en el abismo de la desolación por la pérdida de su esposa, mientras Diana por tratar de consolarlo y porque no aguantaba más guardar aquel secreto que tanto la atormentaba, sobre todo ahora que veía cada día a Xavier, su rostro, sus palabras y su aliento le recordaba aquella noche en que estuvieron juntos. Eran muy jóvenes, cuando Xavier y Diana se dieron su primer beso. Era un beso inocente y sin maliciosa, con un poco de miedo, un beso muy corto.  Al día siguiente se dieron el segundo beso, esta vez un poco más largo y profundo, no dejaban de tocarse, era una sensación diferente querían amarse.

Así pasó los días entre amarse a escondidas y darse muchos besos, hasta terminar la escuela y Xavier fue llevado a otra ciudad para seguir con los estudios, mientras en el vientre de Diana crecía un bebé fruto de su amor. Diana que también era muy joven y con ayuda de su amiga Kimi llevaron adelante ese parto con apoyo de la partera del pueblo cercano. Esa noche de tormenta Diana sufrió mucho pero ya su bebé se encontraba entre sus brazos.

Era imposible quedarse con el bebé por lo que Diana decidió darlo en adopción. Ese día Diana le confesó todo a Xavier quien no podía creer lo que había revelado esa mujer que cada noche bailaba a un público formado por hombres.

Diana dejó de estudiar y comenzó ahogar sus penas bailando en un público masculino porque sentía que merecía todas esas penas. Y así estar más cerca de aquella persona a quien le dio la vida, así ella creía que fuera más fácil.

SIGUE SU CAMINO

Karen había empezado a trabajar en el bar, al principio hacía su trabajo con entusiasmo, pero a medida que fue pasando el tiempo, no le encontró sentido estar encerrada allí en ese local día tras día, satisfaciendo las miradas de aquellos hombres que solo tenían un objetivo en su mente.

Delia por su parte, trataba de animarla, para que se aprendiera un número para que debutara en una de esas noches, pero al llegar ese día Karen desapareció del local, y junto con ella las joyas de Delia y de Uriel, y el dinero que habían ganado la noche anterior.

Karen no tenía dueño y mucho menos jefes, al contrario andaba descubriendo un mundo cada vez que se le antoje. Aquí, allá en donde sea, comiendo de cualquier lugar, viajando a donde sea, y nadie más la encontraría.

Mucho menos la gente, que Uriel contrató para que la encontrara.

Por eso nunca se la llevó bien con ninguno de los que trabajaba en el local y con la única que podía hablar era con Delia, quien de alguna forma lo que buscaba era ganársela para luego desfalcarla. 

viernes, 25 de junio de 2021

CAPÍTULO 16 III

CAMBIO DE CAMINO

Los días transcurría en un vacío de obtener respuestas, la desolación hacía que los días fueran más largos y los momentos de impotencia e injusticia no permitía curar las heridas. Muchas preguntas sin respuesta agobiaban a los dolientes. Para Octavio había cambiado su vida radicalmente, primero había perdido a su amor eterno Karla, para luego marcharse su padre, las dos muertes habían sido provocadas por una misma persona Erika Del Monte. El por qué había matado a tantas personas nadie lo sabe, pues nadie sabía las causas de su decisión de quitarles la vida, no solo a Karla y al sacerdote Claudio, sino también a su mejor amigo Luis y a Marisol, que por pura casualidad Luis ese día lo acompañaba al encuentro de esa cita, y que en cambio a su cuerpo quien debería estar en el puesto de su amigo. Pero lo único que sí estaba seguro era que Erika no volvería a asesinar a otra persona.

Octavio había decidido lo mejor para su vida, se lo debía a Luis que fue el mártir en acompañar a su padre. Además para qué vivir, y si hay que vivir sería para servir a la comunidad, por lo que Octavio decidió ir a seminario y seguir el camino de Dios. Seguir el legado que le había dejado su padre.

AÚN DUELE TU PARTIDA

En el bar se encontraba Xavier embriagándose para pasar el dolor que lo embargaba día y noche. Tenía días sin dormir, desde que se enteró que había muerto su esposa y la forma como murió, además de ser cómplices de las muertes de dos personas y una de ella era el sacerdote del barrio. Ahora, estaba solo, y no importa llegar temprano o tarde a la casa o comer sano o con grasa, nada era importante, es mejor olvidar ese dolor que no lo dejaba de acompañar.

Un trago tras otro, cerveza o ron es lo mismo, Xavier no podía contener las lágrimas, sacaba el pañuelo de sus bolsillos y se lo pasaba por sus mejillas y terminaba por otro sorbo de alcohol. Seguía el ritmo de algunas músicas y se regresaba a casa cuando ya no quedaba ningún cliente en el bar. Al día siguiente hacía lo mismo.

De alguna forma  Diana, quien lo conocía desde que eran jóvenes lo ayudaba a reposar su dolor entre charlas sin sentidos y recordar momentos de aquellos cuando eran unos jovencitos. Para Xavier todo le parecía igual, una charla o el estar en soledad y menos obtener el dinero que había recibido por la muerte de Marisol, una cuenta bancaria con ahorros, las joyas que le había regalado Regia, la ropa, el carro y hasta la misma ropa que tenía mucho valor.

Marisol había muerto y con ella ese amor que sentía, jamás volvería amar como amó. Quien tuvo la culpa no importa ya; ya nada importa solo que se termine el día para el vuelva a empezar otro día y vuelva a terminar.

¡EN QUÉ FALLÓ!

Primer error cometido por Regia, los cálculos mal tomados, si todo estaba bien planificado. Regia no entendía cómo pudo perder a su madre, a su amiga y a su cómplice.

-¡Cómo duele Wichito! –Lloraba Regia por el dolor de su aliada.

Más que madre era su cómplice, desde aquel momento en que se embriagaba, una copa tras otra. Era la primera vez que Regia la trataba con humanidad. Pues, se inclinaba siempre a favor de su padre, quien la consentía en todos su requerimientos y Erika solo era el relleno de un puesto.

Erika tomaría el arma de su esposo, y lo colocó en la sien. Estaba decidida a quitarse la vida, cuando entró Regia y la detuvo. Después de tantos años recibió un abrazo de su hija y sintió que le debía algo, era un secreto que nadie sabía y jamás será revelado.

-Si  fueras un poco más fuerte madre, si tomas valor para que nadie te humille –Le decía Regia en aquel momento

-Tú sabes hija que no soy así…

-Si lo eres madre, no dejes que nadie te humille, no dejes que nadie pase por encima de ti, deja de tomar licor y caminemos juntas nuestros caminos, solo tú y yo, solo las dos.

Regia, volvía de sus recuerdos, no salía del cuarto de su madre, y analizaba la falla de su error.

-Pero Wichito si todo estaba perfecto, en qué fallamos.

Regia no quería mover nada de los objetos de su madre, estaba segura que regresaría.

Y Volvía a recordar.

-Madre te amo, tú lo sabes, no es necesario que te lo diga, pero débil y eso no lo soporto…

Pronto después de aquella noche Erika se sentía agradecida por su hija por lo que la consentía en todo. Y todo comenzó cuando trataba de asfixiar a Mía con una almohada y no podía, y las dos se debatían en quien viviría, en eso entró Erika y al ver que su hija buscaba la manera de taparle la cara, y en vez de decirle que no lo hiciera hizo lo contrario.

Las dos estaban más unidas que nunca, y siempre la acompañaría ese secreto y muchos más. Al principio recibió clases de tiro y luego de defensa personal. Regia lo disfrutaba muchísimo pero para Erika solo era complacer a su hija, por eso que cuando las dos decidieron matar a la Guaricha le fue más fácil cambiar su personalidad, por lo que se puso un traje de negro y una máscara de porcelana ya que se transformaría en otra persona y no sería ella misma, y podría quitarse el traje y sería la misma tímida mujer que deambulaba por la casa buscando la atención de don Rafael. La esposa perfecta y la mujer amada por Joe, el hombre que la llevó a lo más sublime de ser deseada.

CIERRE DEL CASO

Fue quizás suerte del inspector Mario en llegar a tiempo a casa de la familia Del Monte. Observó el extraño comportamiento de aquella mujer que supuestamente era parte del servicio de la casa, y ahora estaba vestida mejor que la propia dueña de la casa, por lo que decidió seguirlos.

Qué iba a pensar que se trataría de un asesinato, qué iba a pensar que la señora Erika fuera la autora de muchos asesinatos, qué iba a pensar que Marisol era cómplice conjuntamente con su empleadora.

Todo tenía sentido, Mía la reportera quería dar mala referencia de la familia, Gabriel, el novio de su hija, el inspector Daniel le habría descubierto, estaba en el momento menos propicio, Erika protegía a su hija de la Guaricha y Manuel desfalcó a la familia, Marisol que era su cómplice y era mejor deshacerse de ella, pero lo que no entendía era la muerte del sacerdote que estaba en interrogativa, y que no sabría porqué lo asesino al igual que a Luis.

Era caso cerrado, cuando en el cementerio en discreción a la vista de la sociedad, se hizo un entierro íntimo y solemne, sin mucha gente, solo la familia y custodiado por guarda espaldas y policía local.

jueves, 24 de junio de 2021

CAPÍTULO 16 II

LA SORPRESA

No había pasado unos minutos cuando el lugar estaba rodeado de gente, con curiosidad de saber lo sucedido adentro, muchos hacían especulaciones de que eran bandas delictivas de la zona o alguna venganza de un hombre atormentado y solitario.

Mientras tanto adentro, se encontrada algunos policías, el forense y el detective Mario. Hacían revisión del lugar y tratando de buscar alguna pista que lo llevara a lo ocurrido de los hechos. En el refrigerador en donde se hallaba el cuerpo de Marisol con su vestido negro brillante de hermosas piedras brillantes y hojuelas plateadas que la cubría el abrigo de faralao de plumas y aquel  sombrero vino tinto que tanto le gustaba. Estaba Marisol sentada en una mesa servida con un menú aún tibio y unas flores rojas en el centro de la mesa. Marisol se encontraba sentada con las manos en la mesa con una rosa roja en la boca, en esos labios rojos y en la mejilla decía “por ambiciosa”. Más allá salía de las bocinas una música a todo volumen del jazz, el piso estaba regado de pétalos de rosas rojas y en cada esquina pequeños candelabros encendidos. En otra habitación se encontró un altar con todas las fotos de los muertos que de alguna manera el inspector Mario le acarrea a la familia Del Monte., Adornados con rosas rojas y dos velas encendidas, un puñal en el suelo e incienso por doquier.

-Parece que es el asesino –repetía Mario, luego agregó –Por fin lo atrapamos.

El hombre de la máscara de porcelana tenía los grilletes en las muñecas y estaba custodiado por varios policías.

-Y tú… ¿Quién eres?

El hombre de vestido de negro no hablaba, y esa cara de porcelana incomodaba a los presentes.

-Te quitaré la máscara –Siguió Mario

El hombre de negro comenzó a patalear pero no tenía para dónde ir, por lo que Mario le quitó la cara de porcelana.

Éste no podía creer lo que miraba sus ojos. Mario se pasó la mano por la cabeza y comenzó a murmurar

-¿Cómo no lo podía ver? Tenía razón, si todo me apuntaba a esa casa.

Finalmente lo quitó la peluca, y definitivamente era ella.

-¿Por qué lo hizo? A usted no le hace falta hacer nada malo, lo tiene todo… por qué matar a tantas personas inocentes.

Mario miraba a los alrededores y no sabía qué hacer.

-Sabía que tenía que ser alguien importante… vamos a la comisaria para hacer las investigaciones correspondiente al proceso.

DIVAGANDO DE UN LADO A OTRO

Karen estaba acostumbrada andar de una ciudad a otra. Nunca se establecía en un lugar fijo y ésta vez no era la excepción. Después de llevarse algunas cosas de la iglesia y objetos personales del sacerdote Claudio, Karen caminó sin rumbo, pues tenía para comer y deseaba pasar algún tiempo en la ciudad, por lo que llegó al bar de Uriel, que tenía un aviso afuera que decía “Se solicita chica decente para trabajar de noche como mesera”.

El local estaba en reparación y a la primera que visualizó fue a Delia que sentada en una mesa llevaba cuentas de las pérdidas que tuvo la noche anterior en el local.

Karen entró asombrada de los objetos regados por los alrededores por lo que siguió de largo y se presentó a Delia

-Señorita vengo por el aviso de allá afuera.

-¿Qué sabes hacer?

-Soy buena limpiando y servir mesa.

Karen que le gustaba vestir un enterizo de pantalón pegado al cuerpo, terciopelado, le hacía notar que tenía buen cuerpo

-Sabes bailar

-Ser bailarina no lo sé… tampoco me gustaría, me da tanta vergüenza

-Es normal que todas no quieran bailar, pero después ya verás cómo te va, te puedo enseñar, eso es de lo de menos.

-Mire bien, sé limpiar muy bien, todo lo que me ponga hacer, también servir mesa…

-Mira tienes buena figura, me gusta cómo eres, ese brillo de tus ojos, me dice que tiene la chispa, tienes mucho que dar, puedo hacer de ti una estrella… además ganará mucho dinero –siguió Delia.

En eso Uriel regresaba del salón de las apuesta decepcionado de las pérdidas que se generó. Se lamentaba de la muerte de su mejor amigo Oscar con quien en ocasiones trabajan juntos para hacer apuestas ilegales.

-Mi amor estoy deshecho –Le dijo Uriel a Delia

-No lo creas amor –Por lo que saco aquí, mira no hay tanta la pérdida, algo ha quedado.

-Y ella ¿quién es?… -dijo Uriel mirando a Karen de arriba abajo

-Se llama Karen –Agregó Delia

-Es un gusto señor –dijo Karen estirando la mano.

Uriel le tomó de la mano, le dio una vuelta y luego contestó

-El gusto es mío, me gusta mucho tu cuerpo, pareces decente…

Delia se queda mirando a Uriel con un poco de celos y luego agregó:

-Viene por el puesto de mesonera

-Está bien mi amor por ahora que se quede en ese puesto hasta que le enseñes algunos números y luego veremos, mira señorita ganarás mucha dinero aquí.

-Delia que empiece esta noche mismo. Y preséntales a los demás.

SIN HABLAR

Ya Mario se encontraba en la sala de interrogación, después de haberse lavado el rostro y tomado una taza de café. Había tenido razón, en investigar la casa Del Monte, pues todo apuntaba a esa familia.

-Pero hable señora, por qué lo hizo… es usted y esa señorita Marisol cómplices de esos crimen o es usted sola…

-Por favor necesito un poco de agua –Fue lo único que salió de la boca de la señora Erika.

-Y hablarás…

-Lo que usted quiera inspector.

Muchas lágrimas salían del rostro de Erika y sus labios temblaban.

-Dígame que fue lo que sucedió en ese lugar… porqué mataron al padre Claudio y a ese muchacho.

-Mi agua por favor.

-Dios puedes ayudarme en algo… y ayudarse a usted misma… cualquier cosa que nos diga será tomado en cuenta…

En eso llegó el agua, Erika tomó un sorbo y luego agregó:

-Mi llamada por favor, no hablaré sin mi abogado

Mario sabía que cuando pedían abogado pues la interrogación se interrumpía.

-Señora Erika, por favor, ayúdanos por favor.

-No hablaré.

Mario salió de la sala de interrogación. Y regresó con un teléfono

-Tenga puede llamar.

-Muchas gracias

Mario marcó a la casa Del Monte y pidió hablar con el señor Rafael, pero como no se encontraba en casa, atendió Maxi

-Maxi… dile a mi hija que me atraparon, y que me perdone.

-Que la atraparon qué señora.

-Solamente dile eso por favor

-Ok señora… en donde se encuentra.

-Me encuentro en cualquier lugar… gracias Maxi por tu servicio, sé que me atendiste muy bien, y los mejores recuerdos lo llevo con tus buenas atenciones y dile a Joe que lo amé también con la misma intensidad como él a mí, que lo llevaré siempre en mi corazón, y que este amor nadie me lo podrá arrebatar.

-Dígame si la paso buscando señora, en qué parte se encuentra.

-Eso ya no importa, debo irme, esto duele tanto Maxi, por fin voy a descansar después de tanto dolor, por mucho tiempo he esperado este momento, ya no tengo miedo, estoy feliz.

-Señora por favor.

-Adiós Maxi.

Por su parte, Mario veía que la señora Erika comenzó a temblar y cayó en el suelo, él corrió para atenderla pero ella ya no tenía signos vitales.

miércoles, 23 de junio de 2021

CAPÍTULO 16

SIN PISTA

Nadie vio, nadie escuchó, nadie dijo nada, sin pista y sin conclusiones, otro caso sin resolver. ¿Quién había matado a Oscar?, ¿Qué fue lo pasó en el bar? ¿Quién puede decirlo? Y quien hable su destino será marcado por Martín quien podía decidir quién vive y quién muere.

Solo se sabe que Helena y Regia tuvieron algunas diferencias. Era otra incógnita para el inspector Mario quien tenía en un pizarrón varios nombres y conexiones que todos llevaba a la familia Del Monte. Por un lado estaba Mía, la Guaricha y Manuel, por otro lado Daniel y Karla, también se encontraba el cuerpo desaparecido de Gabriel y por último la relación que hay esta familia con la mafia de la droga.

Había que ir, a la mansión Del Monte otra vez, y volver a indagar, esta vez no era obtener información sino buscar alguna pista insignificante que podría llevarlo a algo.

-Voy a la familia Del Monte

Mario se encaminó a la mansión, con más preguntas que respuestas, y entre esos pensamientos se encontraba la mirada de Lupe que aprovecharía verla una vez más.

LA CITA

Ese día muy temprano Marisol se levantó con su nueva vida. Regia le había otorgado un nuevo cuarto con todos los lujos casi igual a la de ella. Por lo que dejó de llamar a Xavier y tener algún contacto con él, por lo que no le contestaba los mensajes. Marisol se había desentendido de la cocina y en ocasiones por alguna razón comía con la familia con el permiso de Regia. Tenía permiso de estar en la piscina el tiempo que quisiera por lo que se alistaba para hacerlo. Pero había recibido una tarjeta que decía “Un viaje para ti. Ponte el mejor traje, y aquel abrigo negro de faralao de plumas que te compré y ese sombrero vino tinto que tan bonito te queda. Y me esperas en la entrada de la casa que alguien te pasará buscando”.

Marisol sin pensarlo dos veces, se alistó con las indicaciones de Regia, esta vez no se despidió de Maxi y mucho menos de Lupe caminó hacia la entrada y esperó a la limoscina, veía la hora que transcurría lentamente y Marisol se impacientaba. Veía el teléfono sonar una y otra vez, y todos los mensajes que le llegaba de Xavier que decía “Te extraño Marisol, todavía estamos a tiempo” y en esta ocasión respondió “También te extraño, pero no me entiendes y es mejor que nos separemos”. Después de escribir esas palabras se secó las lágrimas, porque aún así lo amaba.

La limoscina llegó y esta vez nadie salió abrirle la puerta, por lo que ella entró en la parte trasera del automóvil.

-¿A dónde me llevas?

El chofer no respondió.

-¿Cuál es su nombre señor?

Ella trataba de mirar el rostro del chofer por el retrovisor y no podía verle el rostro.

-Mi nombre es Marisol, y la señorita Regia me invitó para un viaje sorpresa… Es muy buena esa señorita… a todos le parece muy odiosa pero conmigo a sigo muy buena… al principio me pareció muy  pero muy… mejor no digo nada, pues me puedo meter en problemas, me ha comprado ropa, zapatos, carteras, joyas ja ja ja… qué vida tan buena la que estoy llevando…

Marisol estaba confiada que la llevaría al aeropuerto por lo que llevaba su pasaporte.

-Dígame usted, verdad que sí tengo suerte.

Por alguna razón ella comenzó a sentir algo extraño, el chofer no se dejaba ver, y no hablaba. Por lo que ella se acercó a la puerta y trato de abrir, pero tenía seguro.

-¿Por qué no hablas? ¿Quién eres tú?

Ella comenzó a golpear al chofer y este no respondía ni reaccionaba de ninguna manera.

-Por favor, déjame salir... por favor, qué quiere conmigo…

Marisol sintió aquella misma sensación de aquella noche que fue torturada, y se puso muy nerviosa, recordó lo malo que podía ser Regia, se arrepintió de tratar mal a Xavier, por lo que comenzó a gritar “Xavier ven ayudarme, no me hagas daño señor”. El chofer volteó la cabeza y era una cara de porcelana quien estaba delante ella.

Ella comenzó a gritar y el hombre vestido de negro sacó un arma y le apuntó a la cabeza, por lo que ella inmediatamente calló. Él le ofreció un pañuelo que con señas le dijo que se secara el rostro y que sacara del bolso el maquillaje y retocara otra vez el rostro.

Bajaron del automóvil y entraron a un local vacío en el disimulo de la gente, adentro se encontraba varias mesas y cada mesa tenía sus sillas con maniquíes sentados, más allá había una rock cola con otros maniquíes,  que hacían el papel de poner música; detrás de la barra estaba el tendero, el cocinero y el cajero, también maniquíes y la mesonera por el otro lado.

Marisol contenía el llanto, quería gritar, o salir corriendo pero tenía un arma que la apuntaba por las costillas. Al estar sentado juntos, Marisol recibió una carta que decía: Por la puerta principal va a entrar un hombre, elimínalo.

Seguido de leer esas líneas el hombre de negro le dio un arma, luego le quitó el seguro y la obligó a disparar a quien entrara. Era tanto el miedo que tenía ésta que fue a la cocina y tomó un vaso de agua `para tomar una copa de ron fuerte.

Claudio y Luis que veían desde afuera algunas siluetas se confiaron en entrar. Luis era inocente, no sabía lo que le vendría, por su parte Claudio presentía que era su final estaba cerca pero no decía una palabra, solo trataría de hablar con Regia para que se encomendara a Dios.

No pasó dos minutos que Claudio y Luis entraron por la puerta y Marisol se confundió sin saber qué hacer, a quien le daría el disparo, nunca lo había hecho antes, pero lo que sí sabía era que Regia es de armas tomar y que si no lo hacía podía morir.

El arma se accionó y salían balas a la deriva, Marisol confundida seguía disparando y Luis cayó al suelo. Claudio por su parte trataba de salir del local pero ya el hombre de negro le había dado un disparo.

Por unos segundos todo se calmó. Tanto Marisol como su acompañante trataron de salir por la puerta trasera pero Marisol se sentía débil cada vez más y más, jamás ella había sospechado que su último día sería ese mismo día, hasta que cayó en el suelo, había sido envenenada.

El hombre de negro rodó el cuerpo hacia el refrigerador que no estaba funcionando y la colocó allí tirada al suelo. Él siguió su camino sigilosamente para marcharse lo antes posible pero fue detenido por Mario.

Mario que al verlo se sorprendió lo azotó contra el suelo y le colocó los grilletes. Por su parte el hombre de negro se resistía en el suelo.

 

martes, 22 de junio de 2021

CAPÍTULO 15 V

JUGADA FINAL

Rafael acompañado de Joe se sentó en una mesa, junto a Martín, Helena y otros tres jugadores más. El repartidor empezó a entregar las cartas y la sala quedó en silencio. Cada quien en sus mesas, fichas corriendo de una mano a otra y bebidas por doquier.

Regia e Ignacio ocuparon el espacio de invitados a un lado junto a aquellos jóvenes viciosos que solamente bebían, fumaban y algo más, con música suave se divertían y hablaban de cualquier tema.

-Wichito… el padrecito perdió a Gabriel.

-Te lo dije Regia, eso no me sorprende…–expresó Ignacio.

-Ahora que vas hacer Regia –Sonreía Ignacio de los chistes de uno del grupo.

-No lo sé Wichito.

-Yo sí sé lo que vas hacer… espérame aquí.

Ignacio salió a la calle donde llamó a Javier asignándole la misión de conseguir a Gabriel en cualquier lugar que se encuentre.

-Te va a costar mucho –Afincó en decir Javier.

-Haz lo que tengas hacer, usted sabes que te pago bien.

JUNTO A TI

En la casa parroquial Karen se había instalado en la habitación de huéspedes. Mientras que el sacerdote Claudio se había quedado dormido, después de haber tomado algunas pastillas para dormir y así calmar las agonías que lo embargaba.

Octavio como trabajaría el día siguiente le pidió a su amigo Luis que lo tendría libre que acompañara a su padre mientras èl esperaba una mercancía que vendría en la madrugada.

Luis, quien sabía lo que había hecho en la casa parroquial, no se atrevía decir palabras y escuchaba con atención lo que de alguna manera narraba Octavio y Kali y lo que balbuceaba Claudio. Y llego a la conclusión que el sacerdote tenía raptado a Gabriel por orden del demonio llamado Regia. Lo primero que se le vino a la cabeza era la vida de su hermana Lupe quien trabajaba para esa mujer mala.

De pronto quiso irse para decirle a su hermana que regresara a casa, y expresarle que corría riesgo, que fue una equivocación que trabajara allí. Que corría mucho más riesgo en esa casa que en el mismísimo barrio. Pero era tarde así que iría a esa casa al día siguiente.

EN EL BAR

Una carta tras otra, un juego más, dos jugadas ganadas por Rafael que más por el dinero era para divertirse y saber si tenía oportunidad con Helena. Pero Helena quien estaba más centrada en expandir el negocio de su padre le seguía el juego entre guiñarle un ojo o rosarle la mano con la de él.

-¿Quieres que nos tomemos una copa aparte? –dijo Helena muy cerca al oído

-No lo creo Helena, en otra ocasión mujer…

Helena que era contemporánea de Regia, no le importaba la edad de Rafael, y lo que pensara la gente. Por su parte Martín que sabía cuál era el objetivo, pues dejaba pasar las seducción y el atrevimiento de su hermana.

Rafael sabía que era imprudente estar con una jovencita que podría ser su hija, pero la deseaba. Estaba entre la espada y la pared, por una parte estaba su hija muy cerca y que sabía que ella estaba pendiente de él y por otro lado se encontraba Diana que lo vigilaba atentamente y sabía lo que era capaz de hacer una mujer celosa.

-Vamos don Rafael venga conmigo, solo hablaremos de negocios.

-No señorita, toma mi tarjeta y nos vemos más tarde.

-Es ahora o no me vas a tener nunca en tu vida.

Rafael que no aguantaba los deseos se levantó de su puesto, y la siguió disimuladamente hasta la salida del salón que da al bar, allí se encontró a Diana y que no podía hacer nada porque estaba bailando. Con los hombres que no paraban de mirar como Diana se movía y las titilantes luces, el humo que no dejaban mirar los caminos, el olor a bebidas alcoholicas y la gente embriagada, Helena sintió agua fría que corría por su cuerpo.

-No te metas con mi padre –dijo Regia

Siguió con una cachetada que volteó el rostro a Helena. Éstá pasmada pero que tampoco se queda tranquila, respondió con otra cachetada y luego Regia se le lanzó encima, entre halarse el cabello y revolcarse en el suelo. De repente algunos hombre comenzaron hacer bulla para mirar aquellas mujeres pelearse, mientras Rafael y Joe, trataban de apartarlas. Por otro lado, Ignacio miraba y no dejaba de sonreír. Y más allá salió Martín que no entendía lo que pasaba que sacó un arma y echó un tiro al aire.

Todos comenzaron a correr y a desesperarse y solo se le oía decir a Uriel “Mi local, mi gente, mi dinero”. Por su parte Oscar llamó a sus guarda espaldas quien se confundió entre el gentío y Martín por desesperación le pegó un tiro a Oscar quien calló de largo en el piso.

Ignacio corrió hacia Regia y la protegió de Helena quienes todavía se daban algunos golpes a pesar de que estaban separadas. Joe y Rafael salieron por la puerta de atrás.

-Te juro Regia del Del Monte que me la vas pagar… -decía Helena con tanta ira y rabia.

Esta vez, Regia se montaría en el carro de su padre con Ignacio. Mientras de rabia le decía a Rafael:

-No te das cuenta padre, no te das cuenta, que solo quiere embaucarte en ese negocio sucio… que nos puede traer problemas… no seas tan imbécil papá… hasta cuando te tengo que cuidar de tantas faldas y mujeres…

-Perdón hija, perdón… solo creía que ella…

-Además de que es de mi misma edad, tu podría ser su abuelo… me vuelves loca cuando actúas más con los pantalones que con la cabeza… Helena es, Helena es, Helena es mi enemiga…

-Mijita quién no es tu enemiga… todas te odian

-Siempre te estoy cuidando que no te pase nada malo, siempre te estoy cuidando… un día de esto padre, un día de estos no voy a estar y te vas a hundir como un pendejo.

-Ya Regia, ya Regia, ya Regia…-decía Ignacio mientras la abrazaba

Joe miraba el retrovisor y observaba a Regia, no creía que la niña inocente con quien él jugaba de niña se había convertido en una mujer fuerte y audaz.

ALLANAMIENTO DEL BAR

No pasó dos horas que el bar estaba acorralado de policías y no podía faltar Mario que llevaba los pasos a la familia Del Monte. El cuerpo de Oscar había sido levantado sin signos vitales. Uriel dejaba que los policías registraran el lugar, porque tenía buena relación con el Alcalde por influencia de Delia. Por su parte Raquel, Stephanie y Diana seguían cuidando a Gabriel que poco a poco se iba recuperando.

-¿Qué paso allá afuera Diana?

-Nada que te importe, descansa y recupérate.

-Ya estoy bien, quiero salir e irme de este lugar, estoy cansado de estar aquí.

- Todavía no sabes quién eres, preocúpate por recordar –Siguió Diana.

Por su parte Stephanie reflexionaba que su hermana hacía lo posible para mantener el negocio de la familia, mientras ella egoístamente estaba allí sin ningún motivo aparente, era mejor regresar, era lo que pensaba una y otra vez, recordaba el rostro golpeado de su hermana y ella solo se escondió, fue incapaz de ayudarla. Su hermano Martín había matado a otro hombre, solo por proteger a la familia. Y ella no podía hacer nada.

-Tengo que regresar, mis hermanos me necesitan

TRISTE DECISIÓN

Al día siguiente, ya el sacerdote Claudio se había levantado más tranquilo. Tenía el desayuno puesto en la mesa cuando salió. Luis regresaría en un rato después de apagar las luces de la iglesia, por lo que Karen ya lista se marcharía.

-Mi nombre es Karen

-¿Qué haces aquí?

-Tu hijo Octavio me dio hospedaje por una noche pero ya me voy…

-Está bien señorita, no tengo tiempo para estar reclamando nada.

-Ya me voy padre y écheme la bendición

Karen se marchó sin dejar rostro de ella y mucho menos dejar rastro de la cesta de limosna de la iglesia, relojes, anillos, copa de vino de la iglesia y todo aquello que podría entrar en su bolso.

De repente entró Luis asustado diciéndole a Claudio:

-Padre la iglesia está abierta y se llevaron algunos objetos valiosos de ella

Claudio lo miró distante, entre pensamientos que lo atormentaba

-Tengo cosas más importantes que hacer…

Muy temprano Regia había llamado al Sacerdote para verse en un lugar público. Y era lo que pensaba Claudio, pues, presentía que sus horas estaban contadas, y no podía perder la cita.

-Necesito que me acompañes a un lugar.

-No puedo padre, tengo que encontrarme con mi hermana.

-Lupe, sí Lupe, mi Lupita… tienes que sacarla de inmediato de esa casa… pero antes acompáñame..

-Está bien padre, pero después me marcho

Los dos se enrumbaron a la cita ya anunciada

 

 
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