SERENIDAD DEL ATARDECER

El viento resoplaba sin dirección entre los enormes árboles y las algarabías de los loros que se alejaban acuciosamente por el horizonte, el cielo se oscureció en un santiamén, mientras los niños esperaron el torrencial alborotados en las calles. El papel perdió su color entre aquella tinta negra  y el aguacero. Las oraciones dejaron de tener sentido y vuelvo a empezar la idea otra vez en la serenidad del atardecer. 

Gracias a Diversidad Literaria Editorial en España

V Concurso de "Pluma, Tinta y Papel"

Escribe Hogareña

"LA CULPA ES DE LA VACA"

Se estaba promoviendo la exportación de artículos colombianos de cuero a Estados Unidos, y un investigador de la firma Monitor decidió entrevistar a los representantes de dos mil almacenes en Colombia. La conclusión de la encuesta fue determinante: los precios de tales productos son altos, y la calidad muy baja.

El investigador se dirigió entonces a los fabricantes para preguntarles sobre esta conclusión. Recibió esta respuesta: no es culpa nuestra; las curtiembres tienen una tarifa arancelaria de protección de quince por ciento para impedir la entrada de cueros argentinos.

A continuación, le preguntó a los propietarios de las curtiembres, y ellos contestaron: no es culpa nuestra; el problema radica en los mataderos, porque sacan cueros de mala calidad. Como la venta de carne les reporta mayores ganancias con menor esfuerzo, los cueros les importan muy poco.

Entonces el investigador, armado de toda paciencia, se fue a un matadero. Allí le dijeron: no es culpa nuestra; el problema es que los ganaderos gastan muy poco en venenos contra las garrapatas y además marcan por todas partes a la reses para evitar que se las roben, prácticas que destruyen los cueros.

Finalmente, el investigador decidió visitar a los ganaderos. Ellos también dijeron: no es culpa nuestra; esas estúpidas vacas se restriegan contra los alambres de púas para aliviarse de las picaduras.

La conclusión del consultor extranjero fue muy simple: los productores colombianos de carteras de cuero no pueden competir en el mercado de Estados Unidos "¡porque sus vacas son estúpidas!"

La culpa es de la vaca

Compiladores Jaime Lopera Gutiérrez y Mara Inés Bernal Trujillo

2002

Escribe Hogareña

VENEZUELA CALLADA Y SUMISA

Y por dentro los venezolanos matándose unos a los otros, tratando de sobrevivir. Y no lucha por quien tiene que luchar sino en contra de su propia gente.

Venezolanos:

1:- Se roban unos a otros.

2.- Se matan unos a otros.

3.- Sin trabajos.

4.- Sin alimentos.

5.- Sin medicinas.

6.- Los servicios públicos inservibles.

7.- La inflación elevada.

8.- Sin esperanzas.

9.- Sin ningún tipo de protección.

10.- Sin esperanzas.

Venezolanos que todavía están perdidos y no han encontrado la dirección. Y mientras estemos perdidos nos seguiremos hundiendo.

Escribe Hogareña

LAS METAS II

Nadie puede juzgar sin conocer primero su propia debilidad. Nadie consigue su ideal sin haber pensado muchas veces que perseguía un imposible. Nadie conoce la oportunidad hasta que esta pasa por su lado y la deja ir. Nadie encuentra el pozo del placer hasta caminar por la sed del desierto.

Pero nadie deja de llegar, cuando se tienen la claridad de un don, el crecimiento de la voluntad, la abundancia de la vida, el poder para realizarse y el impulso de sí mismo. Nadie deja de arder con fuego dentro sin antes saber lo que es el calor de la amistad. Nadie deja de llegar cuando de verdad se lo propone.

Nadie saca todo lo que tiene y confía en ti, esfuérzate, ¡porque lo vas a lograr!

La culpa es de la vaca

Compiladores Jaime Lopera Gutiérrez y Mara Inés Bernal Trujillo

2002

Escribe Hogareña

LAS METAS I

Nadie alcanza las metas con un solo intento, ni perfeccione la vida con una sola rectificación, ni alcanza altura con un solo vuelo. Nadie camina la vida sin haber pisado en falso muchas veces.

Nadie recoge cosecha sin probar muchos sabores, enterrar muchas semillas y abonar mucha tierra. Nadie mira la vida sin acobardarse en muchas ocasiones, ni se mete en el barco sin temerle a la tempestad, ni llega a puerto sin remar muchas veces.

Nadie siente el amor sin probar sus lágrimas, ni recoge rosas sin sentir sus espinas. Nadie hace obras sin martillar sobre un edificio, ni cultiva amistad sin renunciar a sí mismo. Nadie llega a la otra orilla sin haber hecho puentes para pasar. Nadie deja el alma lustrosa sin el pulimento diario de la vida.

La culpa es de la vaca

Compiladores Jaime Lopera Gutiérrez y Mara Inés Bernal Trujillo

2002

Escribe Hogareña

LA FELICIDAD ES EL CAMINO II

Una de nuestras frases favoritas es de Alfred de Souza: "por largo tiempo parecía para mí que la verdad estaba a punto de comenzar, la vida de verdad. Pero siempre había un obstáculo en el camino, algo que resolver primero, algún asunto sin terminar, tiempo por pasar, una deuda que pagar: entonces la vida comenzaría. Hasta que me di cuenta de que estos obstáculos eran mi vida"

Esta perspectiva nos ha ayudado a ver que no hay camino a la felicidad: la felicidad es el camino. Debemos atesorar cada momento, mucho más cuando lo compartimos con alguien especial, y recordar que el tiempo no espera a nadie. 

No espere hasta terminar la escuela, hasta volver a la escuela, hasta bajar de peso, hasta tener hijos, hasta que los hijos vayan a la escuela, hasta que se case, hasta que se divorcie, hasta el viernes por la noche, hasta el domingo por la mañana, hasta la primavera, el verano, el otoño o el invierno, o hasta que muera, para aprender que no hay mejor momento que este para ser feliz. La felicidad es un trayecto, no un destino.

"Trabaja como si necesitaras dinero, ama como si nunca te hubieran herido y baila como si nadie te estuviera viendo".

La culpa es de la vaca

Compiladores Jaime Lopera Gutiérrez y Mara Inés Bernal Trujillo

2002

Escribe Hogareña

LA FELICIDAD ES EL CAMINO

Nos convencemos de que la vida será mejor después de cumplir los 18 años, después casarnos, después de conseguir un mejor empleo, después de tener un hijo, después de tener otro...

Entonces nos sentimos frustrado porque nuestros hijos no son lo suficientemente grandes, y pensamos que nos sentiremos felices cuando lo sean. Después, nos lamentamos porque son adolescentes difíciles de tratar; ciertamente, nos sentiremos más felices cuando salgan de esa etapa.

Nos decimos que nuestra vida será completa cuando a nuestro (a) esposo (a) le vaya mejor, cuando podamos ir de vacaciones, cuando estemos retirados.

La verdad es que no hay mejor momento que éste para ser felices. Si o es ahora, ¿cuándo?.

La culpa es de la vaca

Compiladores Jaime Lopera Gutiérrez y Mara Inés Bernal Trujillo

2002

Escribe Hogareña

RETRATO DE UN PERSEVERANTE

La historia dice que este hombre fracasó en los negocios y cayó en bancarrota en 1831. Fue derrotado para la Legislatura de 1831. Su prometida murió en 1835. Sufrió un colapso nervioso en 1836. Fue vencido en las elecciones de 1836 y en las palarmentarias de 1843, 1846, 1848 y 1855. No tuvo éxito en su aspiración a la Vicepresidencia en 1856, y en 1858 fue derrotado en las elecciones para el Senado 

Este hombre obstinado fue Abraham Lincoln, elegido Presidente de Estados Unidos en 1860.

"La lección es muy sencilla: sólo se fracasa cuando se deja de intentar".

La culpa es de la vaca

Compiladores Jaime Lopera Gutiérrez y Marta Inés Bernal Trujillo

2002

Escribe Hogareña

EL REVOCATORIO NO VA Y LISTO

La verdad es que los venezolanos sabíamos que el revocatorio no iba. Lo que pasa es que muchas personas se vendó los ojos y se tapó los oídos. Y ahora que van a decir "que no lo sabían", pues pura infamia.

La salida está por un único camino, que todo los venezolanos sabemos pero no lo queremos enfrentar... entonces tendremos que doblegarnos a un grupito de personas que quieren seguir en el poder cueste lo que cueste (ni que estuvieran locos para enfrentar un revocatorio sabiendo que van a perder y no solo perder sino también está en juego mucho dinero por delante, además de la corrupción sin escrúpulo y mucho más, pues, de inmediato irían presos). 

Mientras tanto, yo me tomé mi píldora de paciente, tranquilidad y mucha pero mucha cordura. Y me siento frente a los medios de comunicación, a escuchar, oír y todo lo demás, las miles barbaridades que tienen que decir.

Y cuando salga uno que de verdad tenga los guaramos y los pantalones bien puesto y que los venezolanos se decidan, yo estaré allí de primera, con mi bandera en la mano con sus tres hermosos colores y ochos estrellas alzando mis manos bien en alto decidiendo que "Venezuela no está sola, que aquí hay un pueblo vivo".

Escribe Hogareña

LIBRETA BREVE

Hay tres clases de falsedades: las mentiras, las mentiras infames y las estadísticas.

Mark Twain


Si quieres que Dios se ría, cuéntale tus planes.

Frases de "La culpa es de la vaca"
Compiladores Jaime Gutiérrez y Marta Inés Bernal Trujillo
2002

Escribe Hogareña

GANADORES Y PERDEDORES

Cuando un ganador comete un error, dice: "me equivoqué y aprendí la lección". Cuando un perdedor comete un error, dice: "no fue mi culpa", y se la atribuye a otros.

Un ganador sabe que el infortunio es el mejor de los maestros. Un perdedor se siente víctima de la adversidad.

Un ganador sabe que el resultado de las cosas depende de él. Un perdedor cree que la mala suerte existe.

Un ganador trabaja muy fuerte y se permite más tiempo para sí mismo. Un perdedor está siempre muy ocupado, y no tiene tiempo ni para los suyos.

Un ganador enfrenta los retos uno a uno. Un perdedor le da vueltas y vueltas y no se atreve a intentarlo.

Un ganador se compromete, da su palabra y la cumple. Un perdedor hace promesas, no asegura nada y, cuando falla, sólo se justifica.

Un ganador dice: "soy bueno, pero voy a ser mejor". Un perdedor dice: "no soy tan malo como mucha otra gente".

Un ganador escucha, comprende y responde. Un perdedor sólo espera hasta que le toque su turno para hablar.

Un ganador espera a los que saben más que él y trata de aprender de ellos. Un perdedor se resiste ante los que saben más que él y sólo se fija en sus defectos.

Un ganador se siente responsable por algo más que su trabajo. Un perdedor no se compromete y siempre dice "yo sólo hago mi trabajo".

Un ganador dice: "debe haber una mejor forma de hacerlo". Un perdedor dice: "esta es la manera en que siempre lo hemos hecho".

Un ganador es parte de la solución. Un perdedor se fija en el ladrillo que le corresponde poner.

Un ganador, como usted, comparte este mensaje con sus amigos. Un perdedor, como los otros, se lo guarda para sí mismo.

Frases tomada de "La culpa es de la vaca"

Compiladores Jaime Lopera Gutiérrez y Marta Inés Bernal Trujillo

2002

Escribe Hogareña

EN  EL ANHELO DE LOS JUEGOS

La puerta rechina al moverla, siempre rechina cuando la brisa pega fuerte y murmura sus maderas trenzadas de un tronco antaño. Al abrirla lentamente siempre me delata, entonces papá con su mirada tosca hace que la vuelva a cerrar y después sigue leyendo el periódico, aunque en esa mirada de gruñón es el padre más tierno del mundo.

Regreso a la ventana entreabierta, y allí están los niños brincando en el tumulto de arena y hojas secas, corriendo de un lado a otro, lanzándose pequeños frutos verdes caídos de las matas y las niñas barriendo el piso bajo el cerezo para acomodar las muñecas y varias tazas de té. Me los quedos mirando con deseos de estar junto a ellos, y papá fija su mirada otra vez hacia mí, para luego decirme con voz suave  “ven hijita, tu mamá no quiere que ensucies el vestido”. Abrazo a Carolina, aunque ella no brinca, ni ríe, ni corre, solamente se deja querer hasta que la colocó en su cochecito dormida.

Por segundos, los niños  me miran con lástima y sin estridencia se me hace un nudo en la garganta. Ellos retornan a los juegos y yo más ansiosa que antes; me quito los zapatos y camino de puntitas a la puerta, papá casi dormido en los papeles a olor a carbón, presiono la manija y repito las oraciones que mamá me enseñó para pedir algo, muevo la puerta despacio y allí está el chillido, papá estremece un poco la cabeza pero no se despierta. Suspiro aliviada y con más cuidado vuelvo a mover la puerta, papá se acomoda en el sillón, casi salgo, sólo falta un movimiento.

Vuelvo a mover la puerta, ésta vez cruje más severo, y papá comienza a roncar, sí pude salir. Mi corazón late rápidamente, agarro los zapatos, los niños espabilados me miran asombrados, ato las trenzas, aliso el vestido,  y mamá está afuera esperando mi osadía para volverme a meter en la casa y cerrar la puerta con llave. No debo ensuciarme hasta que regrese de la visita con el médico. 

DAILET M. BUTTO R.

Escribe Hogareña

Gracias a la Editorial "Letras con Arte"