QUIÉN TIENE MÁS OPORTUNIDAD

Siempre el vulnerable le toca la peor parte. Por ejemplo, un niño que nace de familia pudiente, tiene más probabilidad de tener éxitos en el futuro, que un niño que nace de una familia pobre. el niño pobre tiene que esforzarme más que el otro niño, tiene menos probabilidad de tener buena alimentación y mejores estudios. mientras que el niño de familia adinerada tiene todo en sus manos sobre todo la felicidad. Vuelvo a decir que es la probabilidad. 

Todo radica, en la casa, el cariño y afecto de los padres, los valores que se inculcan, en la buena alimentación, en la vestimenta, en el ambiente donde se desenvuelve, en escuchar al niño y sobre toda las cosas los paradigmas que se heredan. 

¡Y cómo educar a los niños en la miseria! Por ejemplo, de madres que nunca estudiaron, de que viven en barrios, el papá pasa el día trabajando (albañil o mecánico) y llega en la noche cansado y ni siquiera abrazan a sus hijos porque está cansado y solo quiere silencio. O el caso común, los papás no trabajan y comen al día. El hijo no hace las tareas porque no sabe cómo hacerla, se pasa el día en la calle, no hacen deporte y sólo aprende retahílas de grosería de sus amigos y algo más. 

Eso no quiere decir que en la familia pudiente suceda lo mismo, claro que sí, hay muchos padres que ni siquiera ven a sus hijos cuando llegan del trabajo porque están cansados, pero como dije antes "todo es probabilidad". 

He conocido a muchas madres que visten muy bien, con celulares de última tecnología y que van a la peluquería todos los fines de semanas, mientras que sus hijos desaliñados pasando pena delante de los demás. Así como padres en una buena oficina, con corbata y una educación impecable (dándose golpes en el pecho que es el mejor de todos) mientras que sus hijos en las calles siendo incitados por sus amigos para que se fume un cigarro que por allí es donde empieza todo. 

Al pobre lo impide la miseria y al pudiente la vanidad (todo es probable). ¡Pero de los dos quién tiene más oportunidad!

Escribe Hogareña

DESPUÉS DEL TIEMPO

A veces la nostalgia revolotea por los alrededores y todo te recuerda el pasado. Un rostro parecido, una canción, una voz y hasta una fragancia nos lleva a esos momentos que lo vivimos una vez más.

La sonrisa tenue de alguien grabada en la mente o la cicatriz marcada en la piel nos enseña que la vida no deja de detenerse. La gente cambia, los pensamientos reversibles, la energía se desvanece y solo quiere detener el tiempo aunque sea un instante,  y una vez más te das cuentas en esa apariencia que muestra la experiencias obtenidas con el venir de los días. 

El cabello blanco, las arrugas en la piel, pequeñas manchas en el rostro y los conocidos se asombran diciendo "cómo te ha pegado los años" y sólo sonreímos para pasar el trago amargo deseando volver a ser joven para no cometer los mismos errores que nos llevó hasta aquí.

Escribe Hogareña

DE NUEVO AQUÍ

Los ríos bajan su cauce, el sol vuelve a ser radiante, el calor aumenta y con ella la humedad agobia a los transeúntes. Llega diciembre en un santiamén y es inevitable volverse nostálgico acompañado de la alegría de un años más.

La brisa pega fuerte y refresca el atardecer, nos sentamos un rato en el jardín y las mariposas vuelan sin cesar, un grillo salta y los niños manejan bicicleta de un lado a otro. Se acaban las palabras y es hora de regresar adentro, nos sorprendió el atardecer y la luna aparece sin darnos cuenta.

Más allá se escucha el televisor y, la vecina desganada enciende las luces. También con el cansancio a cuesta repaso los deberes para mañana y es hora de recostarse en la cama.

De nuevo las esperanzas, las ganas de salir adelante, conquistar el mundo, amar a la familia, apegarse a la vida, y de nuevo volver a nacer.

Escribe Hogareña

AL FLORECER LOS LIRIOS

Acurrucada entre sus brazos, él sonrió por última vez. Al florecer los lirios, Amelia buscó el brillo de sus ojos con tiernos besos. Fue difícil sonreír y se acogió a la esperanza, al mirar el sol brillante y el oír de la brisa cálida. En la entrañable seducción del cariño se detuvo el tiempo para volverse amar en la eternidad, ésta vez en el silencio nada los separarían. 

Editorial "DIVERSIDAD LITERARIA"

     EscribeHogareña

Escribe Hogareña: EL DORADO, NO ES EL MISMO Las inmensas selvas ...

Escribe Hogareña: EL DORADO, NO ES EL MISMO 



Las inmensas selvas ...: EL DORADO, NO ES EL MISMO  Las inmensas selvas anheladas por muchos, para hacerse rico de la noche a la mañana. Trae consigo la veng...

EL DORADO, NO ES EL MISMO 

Las inmensas selvas anheladas por muchos, para hacerse rico de la noche a la mañana. Trae consigo la venganza que todos arriesgarán, a cambio de tener un puñado del preciado tesoro. La codicia y la ambición de los hombres harán estar alerta para cualquier acontecimiento. Dejaran atrás sus melancólicas vidas en las ciudades y así conseguir un poco de consuelo, ese consuelo que acarrea enterrarse en el fango día y noche. La confusión de un hombre llamado Jacinto encontraría el amor en Fernanda, joven hermosa que la vio crecer. Ella también enamorada desde niña de él, pero poco a poco ese amor se desvanecería por el cariño de Eduardo. Jacinto antes de marcharse a las minas ilegales en el Caura le confesaría sus sentimientos. Eduardo regresa de la capital, después de decepcionarse de la atiborrada ciudad en el ajetreo diario y el poder de los políticos dividido en dos bandos, uno por las ideologías y el otro por lo que parece razonable. Sangre derramada en las calles y la impotencia de no poder nada. Jacinto haría lo que tenía que hacer, adentrarse en la minas, hundirse en el barro, salir adelante como lo hizo Calderon, hombre corpulento que trabajó hasta el cansancio para llegar a ser unos de los hombres más poderosos de la selva. Los indicios conocen muy bien esos lares, así como los brasileros, colombianos y guyaneses. Todos quieres un poco de ese tesoro. Las mujeres más bellas, se encuentran por aquellos bares improvisados, en donde no falta el libertinaje. Es la soledad que mata al hombre en la espesa selva, pero Jacinto encontraría el cariño de Teresa; con su sonrisa tierna se sentiría con fuerza para seguir adelante. Dormir con una linterna y un cuchillo en la mano es lo mejor, para que no los roben. Más que eso es la malaria que mata a la gente sin darle tiempo llegar al pueblo. El sol quema lentamente haciendo insoportable salir a las calles. Mientras que las lluvias alborota las plagas. Pican y pican trasmitiendo la mala enfermedad y Jacinto no se salvaría. Agoniza con la venida del gobierno apoderándose de las minas porque también quieren su pedazo de tierra y con ellos los militares quienes apalean a los miserables mineros. Jacinto en la agonía pareciera vivir tal calamidad y es Teresita quien lo consuela, con su amor, su cariño, sus atenciones, con quien pasará el resto de la vida, de una bulla a otra hasta morir si es posible.

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Escribe Hogareña

LA PROCESIÓN DEL DIFUNTO

El sol quema nuestra piel, y deseé por un momento estar bajo aquella mata de sarrapia. Es un día amarillo casi rojo y los carricitos corren a nuestro alrededor sin hacerle caso a su madre que aún se seca las lágrimas. Desde anoche las mujeres lloran y ahora camino al cementerio el polvo se levanta, al difunto lo llevan de primero cuatro hombres robustos, le sigue el cura con su biblia entre brazos y los demás seguimos gimiendo, todos vestidos de negro. Acompañamos en el dolor de Martinica, ahora la viuda. 

DAILET M. BUTTO R.

Editorial "Diversidad Literaria"

Escribe Hogareña

LA PROCESIÓN DEL DIFUNTO

Se abría la brecha conduciendo al camino más corto para llegar al prado, los alambres ocultos por el matorral confundió a los que caminaban en la procesión. Don Pedro lideraba en la punta, y levemente señaló al grupo desganado. También la tristeza lo envainó, los ojos hinchados y la voz ronca, apenas se le podía oír lo que decía, detrás de él se encaminaban los cuatro hombres cargando el ataúd recién pulido, elaborado toscamente por el carpintero del pueblo, con gruesos troncos de pardillo que el prefecto había encargado cuando supo la gravedad del enfermo; el médico residente pronosticó su pronta desgracia. 

Las jovencitas sostenían diversos ramilletes de flores silvestres, casi marchitas por el inclemente sol, algunas cayenas rojas, suaves pétalos de trinitarias y los blancos lirios, seleccionados y recogidos en el amanecer por la Legión de María. El sudor corría por las mejillas y la piel tostada hacía pensar que todo terminará rápido, los acompañantes aprovechaban las sombras para luego seguir el camino.

Las doñas forradas de negros, sin fuerzas de seguir llorando se consuelan entre ellas, se podía percibir el polvillo pasearse a los alrededores cuando el arenal era golpeado por los lentos pasos. Los vecinos también acompañaban el duelo, entre cuentos y vivencias de los últimos encuentros con el difunto. Al verlo parado en la bodega del viejo Martín, en las apuestas de peleas de gallos junto al bar, al llevarle el queso fresco a la Familia Hernández, y las jugadas de barajas bajo la mata de aguacate en la orilla de la carretera. Y una voz chillona clamó “parece que está durmiendo, verdad Carmen”, y la mujer aún confundida afirmaba con la cabeza.

Atrás, los niños caretos de tierra amarillenta en cholas y pantaloncillos, corrían de un lado a otro, mientras Manuela y Elvira reían con los jinetes sin que estos dejaran los galanteos con los animales. Se podía ver el hueco al lado del tumulto de tierra y el cura terminaba el Padre Nuestro con el rocío de agua bendita como de costumbre,  a la medida que se acercaban el entierro. Los familiares lo volvieron a ver por última vez, entre griteríos, lloriqueos y sufrimientos; es hora de bajar el cajón, las flores silvestres tiradas por los acompañantes, la tierra roseada meticulosamente, el colocarle una pequeña lámina de zinc con una cruz de madera rustica con garabatos del nombre completo, fechas de nacimiento y muerte.

DAILET M. BUTTO R.

Editorial "Letras con Arte"

Escribe Hogareña

Gracias a Editorial "Letras con Arte"

BESO ROBADO

El muchacho de ojos marrones, entra a la iglesia como cada mañana, camina despacio hasta el altar, toca el agua bendita de la pileta de mármol para hacerse una cruz en la frente. Mira de reojos, a las señoras que rezan de rodillas frente al santísimo y se adentra a la sacristía tratando de no patinar en aquel piso pulido. Quiere ser sacerdote, un buen hombre con deseos de ayudar al próximo y ser redimido de todo pecado, de cualquier pecado, el chico perfecto.

Le vuelve a pasar un blanco paño de hermosos bordados en la orilla, a la copa de plata con incrustación de brillantes piedras de diversos colores, solo por el lado de afuera, por instrucción del sacerdote; recoge las canastillas medio llenas de billetes y monedas dadas por los feligreses en la primera ceremonia y escucha las conversaciones de los demás sin repetir alguna palabra.

En las tardes nos reunimos en el cine improvisado por don Carlos para los niños, una pantalla blanca y un retroproyector antaño, y aquel muchacho de piel clara vuelve a ser uno de nosotros, corre a los alrededores para ensuciarse de pies a cabeza  y con la resortera le tira piedra a las lagartijas pero no le pega a ninguna. Nosotros creemos que es el primero en entrar al reino de los cielos, él sólo ríe y sigue corriendo.

María que es tan coqueta lo sorprendió al  besarle en una noche estrellada, pero él se limpió los labios con la manga de la camisa de raya. Él se volteó y calló de rodilla al suelo pidiendo perdón con sus manitos juntas mirando a esa enorme luna. Nosotros sentaditos en la grama nos volteamos asombrados y María lloró como nunca la había visto, ni siquiera cuando su mamá la obligó a comerse aquel caldo de pescado. Dos corazones rotos en esa noche bonita que nunca comentamos y que solo el sacerdote supo en la confesión.

Del cine solo queda la pantalla carcomida por los años. El muchacho flacucho que fue criado para ser sacerdote, entre primas monjas y tío monseñor, dejó su ímpetu por culpa de aquella noche de enorme luna y cientos de estrellas, se  casó con María que dejó de sacudir la cintura al caminar en esas faldas cortas y se recogió la cabellera. Si los ven, jamás pensarían que el beso robado los llevó a descubrir el amor.

DAILET M. BUTTO R.

Escribe Hogareña

TAN TRISTE


Hoy primero de Octubre, confieso que me siento tan pero tan triste; con un nudo en la garganta y los ojos aguados, supuestamente éste mes sería uno de mis mejores meses... pero nada, estoy tan triste y eso que no está lloviendo... porque allí si sería mi tormento. 


Las paredes parecen alejarse y la tierra abrirse. Una lágrima rueda por mis mejillas y el desdén recorre mi piel lentamente, pues, es el tiempo que se detiene y todo es ajeno. En un mundo diferente.

Escribe Hogareña

III ANIVERSARIO: CUENTO "EN ÉSTE LIBRO"

Las hojas caen lentamente como el deseo que se disipa a través de los años. Aún pudo sentir sus cálidos labios acariciando los míos y  no me ha dejado dormir en muchas noches de soledad. Sentada en el banco del parque hojeo aquel libro de amor y en sus palabras de pasión entierro el pasado imposible de revivirlo, así como éste viento impetuoso que vuelve a levantar las hojas y los niños riendo corren detrás de ella sin poderlas alcanzar. Jamás volviste a llamarme y el tiempo pasó, sigo en el mismo lugar, sin esperanza de volver a verte. Nos quedamos estancados en aquellas promesas inocentes y el bullicio de la gente en el parque hace dejarte a un lado.

Gracias a "Letras con Arte" Editorial de España.

Escribe Hogareña

TRES AÑITOS

Tres años con mi blogger... en lo personal es una locura que todavía esté escribiendo y escribiendo... cuando escribí por primera vez nunca pensé que iba a durar tanto, solo con la mente en blanco comencé a teclear y aquí estoy todavía haciéndolo. 

Espero  más años escribiendo cada día.

Escribe Hogareña