Cigarra que cantas en las tardes tristes, cuando el mundo no te escucha. Eres tan feliz en la soledad que mínimas hojas humedecidas por la reciente lluvia se acongoja por tu hermoso iluminar.
Desde lejos el gentío te escucha mientras se toman otro sorbo del licor sin hielo, y los niños juegan por los alrededores y las mujeres en las habladurías del comportamiento de la vecina de al lado.
Cigarra que solo te acompaña la soledad en ese ramal alejado de la vista de los curiosos camina despacio a tu madrigal. ¡Que importa la vida! Solo anda tu camino.
Mañana será otro día más oportuno que hoy y levantará tus alas a otro horizonte. No llores cigarra del atardecer, deja la tristeza y escribe tu historia que nadie espera por ti.
Dailet M. Butto R.
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