Me quito la pintura de las uñas pensando en tu rostro. La sigo raspando con me dedo índice y de vez en cuando con el pulgar. Mi otra mano estirada que también tiene el dedo índice un poco levantado.
La pintura sale poco a poco, y ya se ve el color pálido de la uña. Los pedacitos de la pintura salen como escamas y por cada escama no dejo de visualizarte en mi mente.
La distancia no me deja de pensarte, aún cuando también el tiempo se me viene encima.
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