Cuando los hijos son pequeños. Son lindos y hermosos. Te hacen caso y depende totalmente de ti.
Pero ya adolescentes eres el enemigo. Dejan de ser ese niño que creía que tu era su Dios.
Lo más difícil es llegar a su mente. En qué piensa y cómo ayudarlo.
0 comentarios:
Publicar un comentario