Gente que llega a nuestras vida, gente que se van y otras que quedan allí para toda a la vida, o por lo menos hasta que dejemos de respirar o ellos de respirar.
Qué difícil es decir adiós a alguien que de una u otra forma formó parte de nuestras vida y nuestro camino por este mundo.
Es un sentimiento de mucho dolor que al instante se hace difícil de asimilar, aunque con el tiempo se resigna. Pero valga Dios como duele las despedidas.
Hoy por hoy, aparte de los venezolanos emigrando como hormigas, pues y ahora el covid arrasa con mucha gente que conozco, y así como así, sin dar tregua.
Me llena de mucho dolor, y parece increíble de creer por todo lo que estamos pasando.
Con hambre encerrado.
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