AQUÍ EN EL MUNDO
Que sepa la gente del mundo, pues, nadie es indispensable. En casa, en el trabajo o en cualquier lado somos reemplazables. Duele la ausencia de ese alguien cuando se marcha, pero la ausencia no dura por siempre.
En el trabajo puede llegar otro más capaz o menos capaz pero el trabajo no se deja de hacer, y en el hogar se siempre el dolor pero el tiempo lo curo todo y se acostumbra a vivir con esa ausencia.
Tu y yo somos reemplazable en cualquier lugar. Es por eso que hay que vivir como el último día de nuestras vida y dejar las cosas listas para que los demás entienda el trabajo que has realizado.
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