Ni mano de obra calificada.
Ni poder adquisitivo.
Ni inversionista.
Ni petróleo y derivados.
Ni empresas básicas.
Ni oro, diamante, cortán, hierro y demás materiales.
Ni industrias manufactureras.
Ni alimentos.
Ni salud.
Ni buena educación.
Ni alegría.
Ni paz.
Lo que sobra es corruptos, delincuentes y mucha hambre en el pueblo. Lo que era el país más alegre de mundo, ahora lo que sobra en estos momentos es venezolanos zombis.
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