Las lágrimas ruedan por mi rostro al ver la cruda realidad de lo que sucede en Ucrania. Pensé que al llegar a España, pues, se aplacaría un poco la tristeza al observar tanto dolor que sufre mi pueblo, colmado de injusticia, impotencia y sufrimiento.
Esta nueva realidad es muy dolorosa y se me rompe el corazón. Siempre es culpa de los que tienen poder en la política. Y el pueblo más atrás siguiendo órdenes.
No solo Ucrania está perdiendo con toda esta situación, sino también la mismísima Rusia. Es la gente que la conforma quien paga las consecuencias.
Oremos a Dios para que esta guerra termine lo más rápido posible.