Escribe Hogareña

VENEZUELA UN CEMENTERIO DE MUCHO DOLOR

Lamento mucho como los venezolanos están dejando rastros en nuestro país. La brutal inesperada muerte de otro periodista en nuestro pueblo es lamento en muchos personas que lloran.

Como se destruye de a poquito las personas que se esfuerzan por alcanzar sus metas, es por eso, que muchos venezolanos prefieren irse del país. Y aquí solo quedan rapiñas, un cementerio de mucho dolor y lágrimas sin consuelo.

Los que están en la cúpula del gobierno sólo están pendiente de cómo robarle al pueblo mientras nosotros nos matamos unos a otros. Y los pocos que sobresalen son matados vilmente.

Es mejor abandonar y emigrar, hacia lugares que nos ofrezcan mejor seguridad en todos los sentidos. Ya basta de tantas crueldad hacia un pueblo ignorante que solo hace es seguir el ejemplo de los corruptos.

Poco a poco también aprendemos a estafar inocentemente, perdiendo la humanidad, a ser irrespetuoso porque lo vemos en cada esquina y como nos llenamos de ira, entonces también abusamos.

Se trata de vivir y ser aunque sea un poquito feliz, y cuando casi lo está logrando, nos golpean con una mala noticia que lograr humillarnos aún más.

Y no escribo solamente por la muerte del periodista, más bien aprovecho la oportunidad recordarle "porque no es la primera vez que me expreso de la delincuencia de mi país", sino por muchísimas muertes de personas que pierden sus vidas diariamente para robarle el carro o un celular.

Estoy en esas veces que me pregunto ¿Vale la pena seguir en éste país? ¿Esto es lo que quiero para mis hijo?

Escribe Hogareña

PERDER EL AGUANTE

En algunas ocasiones y por cualquier razón la persona que tú crees que más te ama y la que tú ama también hiere tus sentimientos. Es alguna palabra la que te hace sentir miserable pero tan miserable que se te hace un nudo en la garganta, después arranca a llorar como un niño y quisiera que la tierra se abriera para enterrarte allí. Sin embargo aguanta los insultos, quizás las benditas humillaciones una y otra vez, hasta llegar en un punto que revientas de mucha ira y empiezas a decir miles y miles de palabras a la otra persona hasta verla ponerse chiquitica, y lo peor que la otra persona se te queda mirando asombrado porque nunca pensó que tú reaccionarias de esa forma. Luego de un rato cuando pasa todo, los insultos el rencor que lleva por dentro y todas esas cosas que se venían arrastrando desde hace tiempo sientes un alivio y te felicita a ti mismo. A veces volvemos a sentirnos miserable porque herimos a ese ser amado que no se merecía tantos insultos, es el arrepentimiento que es más fuerte que la satisfacción, pero como dejar que te sigan humillando, de alguna forma tienes que poner en su lugar a quien se debe. Son las discusiones con la pareja, un hijo, hermano, mamá, amiga acompañados de buenos momentos y que se convierten en discusiones por cualquier cosa, nada imposible, todo se soluciona, sin poder evitar las diferencias y seguir amándonos. Escribe Hogareña