A veces, el miedo se apodera de nuestro ser que hace imposible tomar cualquier decisión. Esa miedo por tantas habladurías y terror que se venía sembrando de a poquito.
Y ese terror acompañado con represión, hambre, injusticia y corrupción. Entre tanta injusticia y dolor, el pueblo levanta su voz.
El cerco se cerró, ya no hay a donde correr, se llegó a un punto ciego que ni siquiera el miedo puede aguantar ese encierro en que nos dejaron.
Hoy ya nada importa. Lo más importante es la libertad, a costa de la propia vida. Se levanta un pueblo de tanto sufrir, de ver a su gente morir de hambre y de falta de medicamento, de matarse unos a otros, de no conseguir empleo, de no conseguir alimentos, de los malos servicios públicos y todo lo demás.
Todavía falta que el pueblo venezolano deje de tener miedo.
Escribe Hogareña
0 comentarios:
Publicar un comentario